sábado, 12 de mayo de 2012

10ª PARTE. El final.


Juan y Luis se miraban a los ojos como retándose por mi, entonces fue cuando todos mis sentimientos se aclararon. Por una vez en mi vida sabía lo que quería, pero noté que ya era demasiado tarde, había hecho daño a dos personas que no se merecían sufrir por mi culpa, por no saber lo que quería. Luis se abalanzó sobre Juan y lo único que pude hacer fue salir de aquel lugar, no quería ver como se hacían daño el uno al otro, como soltaban puñetazos y patadas sobre el otro. No podía ver esa estampa. Entonces me di cuenta de que la policía se acercaba y me escondí, solo pude ver como se llevaban a Luis y Juan a comisaría, también pude ver que los dos estaban llenos de cortes y moratones en todo el cuerpo y prácticamente no se podían quedar en pie.
Ese mismo día hice la maleta y me fui de Asturias para no volver, no podía seguir siendo vecina de Luis, no estar tan cerca de Juan sin que me sintiera muy responsable por lo que había pasado.
Llamé a mi casa y les conté que había habido un problema con la beca y que iba a volver antes de lo esperado. Mentí a mi familia, no podía contarles la verdad de porque no podía estar más aquí.
Cogí el primer autobús que iba para Valencia, cuando llegué toda mi familia me estaba esperando para darme la bienvenida y yo no podía dejar de pensar en lo que aquella mañana había pasado. Llegué muy tarde a Valencia, sobre la una de la madrugada. Cuando bajé del autobús me lancé a abrazar a mi familia.
Pasó bastante tiempo hasta que me pude olvidar de lo que pasó esa mañana. Cuando creía que mi vida volvería a ser normal, me enteré de que Luis iba a venir a mi universidad con una beca.
Solo esperaba que no nos encontráramos, porque sabía que le tenía que dar muchas explicaciones. Le tenía que decir porque me había ido tan repentinamente, que hacía con ese chico y porque le había hecho tanto daño.
Mis deseos no se cumplieron y al día siguiente de saberlo me lo encontré por uno de los pasillos de la universidad. Cuando lo vi, el corazón se me iba a salir por la boca y me puse muy nerviosa. Él venía por el pasillo con sus típicos andares y con una sonrisa de oreja a oreja, pero cuando me vio su expresión cambió y se paró en seco, como diciendo: Esto no me puede estar pasando a mi, porque a mi. Yo seguí andando y lo saludé.
-Hola.
-Hola…- Dijo con un expresión de pocos amigos.
-Mira se que estás muy cabreado conmigo, incluso yo estoy cabreada conmigo por lo que te hice. Sabes lo que te digo, estoy muy muy arrepentida de lo que te hice, no tenía derecho a jugar así contigo.
-También es culpa mía por haberte dicho que seguía muy enamorado de ti y que sin ti mi vida no tiene sentido.
-¿Y sigues sintiendo eso?
-Solo hay una forma de saberlo…
Entonces me cogió por la cintura, como si supiera donde empieza y termina mi cuerpo, y me dio uno de esos besos que me dejaban sin respiración, cuando separó sus labios de los míos me quedé con ganas de mucho más.
-¿Y bien, sabes ya lo que sientes?- Le dije intentando recuperar el aliento.
-Sí, ya lo se muy bien
Me volvió a coger y me volvió a besar, esta vez fue un beso mucho más largo y, si podía ser posible, más perfecto todavía.
A partir de ese día, estuvimos juntos y nunca nada más nos volvió a separar.


Esta es la última parte de esta historia que empecé hace ya un tiempo, espero que os guste y PERDÓN por no haberla puesto antes es que he tenido algunos problemas para poder meterme en el blog. Gracias por leerme y por tener paciencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario