domingo, 24 de febrero de 2013

LAST FIRST KISS - CAPÍTULO 16.


-Narra Ali-

Me desperté a la mañana siguiente y James seguía durmiendo así que mi limité a mirar por la ventana e intentar no despertarle. No sé como iba a agradecer a James todo lo que había hecho por mí el día anterior. Me había llevado al concierto de Ed Sheeran y había hecho que me empezara a sentir bien otra vez. Hacía mucho tiempo que no me sentía así, que no me sentía a salvo. Ahora todo estaba cambiando, había empezado una nueva vida en Londres y ahora tenía a James a mi lado. Todo iba bien.
Al final decidí levantarme y fui a buscar mi móvil, tenía diez llamadas perdidas de Katy y varios mensajes, así que le envié un mensaje diciendo que estaba bien y que no se tenía que preocupar, estaría allí sobre la hora de comer. Cuando estaba volviendo al lado de James en el sofá, me tropecé y tire una mesita con una lámpara encima. James se despertó.
-Perdón, no te quería despertar así. – dije mientras intentaba recoger todo lo que había tirado.
-Tranquila, no pasa nada. ¿Estás bien? – preguntó con voz de dormido.
-Sí, solo me he tropezado y he tirado todo esto.
Se levantó del sofá y me ayudó a recoger, cuando estaba todo otra vez en su sitio nos pusimos de pie y me besó. Era algo así como un beso de buenos días.
-Buenos días a ti también, por cierto. – dije mientras me volvía a acercar a él para besarle.
Había estado toda la noche lloviendo, me quedé dormida escuchando el ruido de la lluvia y la respiración de James. Me asomé un poco por la ventana y vi que estaba todo nevado, al parecer gran parte de la noche había nevado.
-¡James! Ven mira esto.
-¿Qué quieres que mire? – dijo mientras de acercaba a mi, podía notar su respiración en mi cuello.
-¡Ha nevado! Es una de las primeras veces que veo tanta nieve junta.
-Pues bienvenida a Londres, Ali. Pasa todos los años. Deberíamos desayunar y después ir a por algo de ropa para ti, no creo que quieras ir todo el día con esa sudadera vieja.
-Esta sudadera vieja es perfecta. Pero debería ir a mi apartamento, Katy está preocupada por mí, me ha llamado varias veces y me ha enviado mensajes.
Desayunamos y nos reímos. James era una de las pocas personas que me podía hacer reír a carcajadas aunque no quisiera reírme, eso también lo podía hacer mi padre. Desde que era bien pequeña me hacía cosquillas o alguna tontería para que me riera, me decía que mi risa era lo mejor del mundo y que no tenía que esconderla, pero cuando murió no me veía con fuerzas de sonreír. Todo eso cambió el día que me choqué con James en aquel aeropuerto. Ahora sentía que todo mejoraba, que nada iba a ir mal.
Después de desayunar fui al baño a cambiarme, me puse el vestido de la noche anterior que ya se había secado y también me puse la sudadera de James, con ella puesta me sentía más segura, como si nada pudiera ir mal. También hacía frío y la sudadera abrigaba bastante.
Cuando salí James estaba poniéndose una camiseta azul, igual que sus ojos. Cuando me vio sonrió.
-¿Te vas a llevar la sudadera? – preguntó mientras me señalaba.
-Sí, es calentita y fuera seguro que hace mucho frío. – respondí.
Encima de la sudadera me puse mi chaqueta y James se puso un abrigo y los dos salimos a la nieve.
Hacía bastante frío y aunque llevaba va capas seguía sintiendo frío, por suerte mi apartamento no estaba muy lejos y llegamos enseguida. Entramos al portal del edificio y nos limpiamos un poco la nieve de los zapatos y abrí la puerta. Dentro estaba Katy sentada en el sofá con una manta y una taza de chocolate caliente, yo también necesitaba algo para entrar en calor.
-Hola Katy, ya estamos aquí. – saludé mientras James cerraba la puerta detrás de él.
-No me habías dicho que ibas a venir acompañada. ¡Hola James!
-Hola Katy, ¿Qué tal estás?
-Estoy intentando entrar en calor. Por cierto Ali, ¿Dónde te has metido toda la noche?
-Bueno, James me llevó al concierto de Ed Sheeran y cuando salimos estaba lloviendo mucho así que decidí quedarme en su casa porque estaba más cerca. – expliqué a Katy, no le comenté que nos habíamos besado.
-¿Seguro que no habéis hecho nada? – preguntó con una sonrisa. – Era broma.
James y yo reímos un poco tensos, no habíamos hecho nada, solo nos habíamos besado.
-Bueno, será mejor que yo vaya a cambiarme antes de que muera congelada. – me dí la vuelta y me metí en mi habitación.
Me quité la sudadera de James y la dejé encima de una silla, todavía olía a él. Me puse unos vaqueros y un jersey marrón que me había regalado mi madre un poco antes de venir aquí a vivir. También me puse mis Converse negras que las había echado de menos ese día. Me peiné un poco y volví a salir al salón, James y Katy estaban riéndose, pero los dos pararon cuando me vieron. James me miró y para mí ya no existía nada más, solo éramos él y yo. Me acerqué a él y no pude evitarlo, le besé. No debería haberlo hecho porque Katy estaba delante de nosotros, pero no podía resistirme. Cuando me separé de él estaba Katy con los ojos abiertos como platos y la boca abierta. La había impresionado o al menos eso parecía.

domingo, 10 de febrero de 2013

LAST FIRST KISS - CAPÍTULO 15.


-Narra James-

Ali se lo había pasado bien en el concierto y la verdad es que yo también. Los dos habíamos pasado un buen día y Ali estaba muy contenta. No había parado de sonreír en todo el día. Me había controlado para no besarla en el concierto, pero ahora bajo la lluvia no podía contenerme más. La cogí por la cintura y la besé. Enlazó sus dedos en mi nuca y yo la apreté más contra mí, podía notar el latido de su corazón y estaba bastante acelerado. De repente se separó de mí, se dio la vuelta y empezó a correr. Sin pensarlo dos veces salí corriendo detrás de ella y la alcancé enseguida. ¿Había sido algo que había hecho? Estaba llorando y no sabía porque. La cogí de la mano y la conduje hasta mi apartamento, no se resistió mucho.
-¿Me vas a explicar que ha pasado, Ali? – pregunté mientras le daba una toalla y me cambiaba la camiseta.
-Nada, solo es que… Es que una vez tuve un novio y no acabó nada bien. Me puso los cuernos y me hizo mucho daño. No quiero que me pase lo mismo.
-¿Y por eso tienes que irte corriendo después de besarme? Ali, no me vas a creer, pero yo no soy de esos tíos no soy de los tíos que van haciendo daño. – dije mientras me acercaba un poco más a ella.
-Él también me dijo lo mismo, ¿Sabes?
-Pero yo no soy como él.
-Eso no lo sabes.
-Por favor, hazme caso cuando digo que no soy como él. Hazme caso cuando digo que yo no voy a hacer daño a una chica como tú. No te voy a dejar escapar y no te voy a hacer daño. Mira Ali, sé que lo has pasado mal y no voy a hacer que lo pases peor por mi culpa, ya has pasado por demasiado.
Se acercó a mí y me besó. Eso solo podía significar que me había creído y había dicho la verdad. Ali era una chica muy especial y que lo había pasado mal, no quería que lo pasara peor por mi culpa, no me lo podría perdonar nunca.
Ali se separo de mí y apoyé su frente contra la mía.
-¿Me crees? – susurré.
-Sí, te creo. – susurró mientras me miraba a los ojos.
Ali todavía llevaba el vestido que le había regalado y estaba calado.
-Deberías quitarte el vestido o acabarás resfriada.
Fui a la habitación y cogí una de mis sudaderas. Se la dí a Ali y se fue al baño a cambiarse. Mientras se cambiaba aproveché y recogí un poco el apartamento, era muy desordenado pero no quería que lo viera Ali aunque a lo mejor ya era demasiado tarde.
Cuando salió del baño se había recogido el pelo en un moño y salió sonriendo. Yo estaba sentado en una silla y cuando salió me levanté y me acerqué a ella. La cogí de la mano y la llevé hasta el sofá, los dos nos sentamos, ella estaba apoyada en mi pecho y yo tenía la mano sobre su hombro. Así estuvimos mucho tiempo, hasta que me di cuenta de que Ali tenía algo en la nuca. ¿Era un tatuaje?
-Ali, eso que tienes en la nuca ¿Es un tatuaje? – le dije mientras miraba mejor.
-Sí, lo es.
-Bueno, bueno. Pero si la niña buena tiene un tatuaje. ¿Me dejas verlo?
-Por supuesto.
El tatuaje era una clave de sol y bajaba un poco por la espalda con notas. No lo podía ver entero y no le iba a pedir que se quitara la sudadera que se acababa de poner. Nunca me habría imaginado que una chica como Ali tuviera un tatuaje y estaba seguro de que ese tatuaje tenía mucho significado para ella, además de eso era precioso.
Le besé el tatuaje y se estremeció. Seguí besándole en cuello y ella se dio la vuelta. Nuestros labios se juntaron otra vez. Esta vez no había nada que hiciera que nos separáramos antes de tiempo. Esta vez ese beso era lo único que importaba. Nuestras respiraciones se acompasaron y Ali había anudado sus dedos en mi nuca una vez más, cada vez que nos habíamos besado había hecho eso y me gustaba que lo hiciera. Apreté a Ali contra mi pecho y nos separamos un poco. Apoyamos nuestras frentes y Ali se acurrucó en mi pecho. Nos quedamos durmiendo así, ella acurrucada en mi pecho y yo con una mano en su hombro. Deseaba que nada de eso terminara, Ali era una chica muy especial y estaba ahí conmigo. Sabía que era una chica especial desde el momento en el que la vi en el aeropuerto. Ahora todo eso parecía muy lejano, todo parecía muy lejano y hacía menos de un mes que Ali se había chocado conmigo en el aeropuerto con su jersey azul. Hacía menos de un mes que los dos habíamos empezado a trabajar en el mismo sitio. Hacía menos de un mes que había conocido a la chica que me había enseñado que hay que luchar y me ha hecho cambiar.

sábado, 9 de febrero de 2013

LAST FIRST KISS - CAPÍTULO 14.


-Narra Ali-

Un año más abría los ojos el día de mi cumpleaños. Se colaba luz por la ventana y ya no podía dormir más así que me limité a sentarme en la cama y ponerme a pensar. Cumplía 22 años y era la primera vez que pasaba mi cumpleaños lejos de mi familia, pero es significaba que al fin había hecho algo que vale la pena. Al fin había dado el paso y estaba viviendo en un país extranjero y estaba sola. Había aprendido a valérmelo por mi misma y no depender de nadie después de la muerte de mi padre y de mi hermano. Ahora es cuando me daba realmente cuenta de que estaba sola y que la vida era algo dura, solitaria y en la que nunca tienes que dejar de luchar. Luchar contra ti misma y todo lo que sientes. Había que aprender a ser fuerte para sobrevivir.
De repente Katy entró a mi habitación tirando confeti y cantando cumpleaños feliz. Llevaba una cupcake en la mano con una vela encima.
-Oh Katy muchas gracias, pero no hacía falta nada de esto. Es un día como cualquier otro.
-¡¿Cómo que es un día como cualquier otro?! Hoy es tu cumpleaños y cumples 22. Eso no pasa todos los días así que no, no es un día como cualquier otro.
-Vale, lo que tú digas. Tengo hambre ¿Qué tal si desayunamos?
Las dos salimos al salón y Katy ya había preparado el desayuno. Algo que había aprendido sobre ella en estas tres semanas que llevo viviendo aquí es que Katy sabe cocinar muy bien y lo que más le gusta cocinar son bizcochos y magdalenas. Ese día había hecho tortitas, bizcocho y cupcakes como la que llevaba una vela, todo tenía muy buena pinta.
-Bueno Ali, este es mi regalo de cumpleaños. – dijo señalando la mesa llena de comida.
Me senté y empecé a comer de todo lo que había, Katy me acompañaba. Las dos reíamos. Reía como no lo había hecho en mucho tiempo. Cuando estaba terminando de desayunar alguien llamó a la puerta, cuando fui a abrir la puerta no había nadie, solo había una caja. Entré y me metí dentro de mi habitación cerrando la puerta detrás de mí. Dentro de la caja había un vestido. Ese vestido era el que había visto la semana anterior en Hollister y tanto me gustaba. Solo me lo había probado porque James me lo había pedido. Dentro de la caja también había una carta: “Primera parte de la sorpresa. Espero que te siga gustando el vestido, póntelo y te espero abajo. James.”
Me arreglé poniéndome el vestido que me acababa de regalar James. Era de color rosa palo y llevaba pequeñas lentejuelas por todo el vestido y un poco de encaje en la parte de la cintura. Me puse una americana y me alisé un poco el pelo. Salí de la habitación y Katy estaba sentada en la mesa desmigando un trozo de bizcocho.
-Guau Ali. ¿A dónde vas tan guapa?
-No lo sé, James me ha dich…
-Vale, si ha sido James no hace falta que me digas más. Estás coladita por él y él lo está por ti y cuanto antes os deis cuenta mejor.
-No creo que le guste. James es demasiado bueno para mí. Los chicos como él no va con chicas como yo.
-Otra cosa que deberías saber es que eres preciosa y James está coladito por ti. Hazme caso, esas cosas son fáciles de saber y James te mira de esa forma.
-¿De que forma? – pregunté, me estaba empezando a poner roja.
-Te mira como si tú fueras lo único que ve. Te mira de forma especial.
-Bueno pues si tan especial parece que sea mejor será no hacerle esperar.
-Diviértete y no llegues temprano.
-Lo haré.
Bajé las escaleras y cuando llegué a la puerta del edificio vi a James, llevaba una americana negra y una camisa blanca. No llevaba su gorra de siempre y ahora se le podía ver el pelo y los ojos perfectamente. Cuando me vio, sonrió.
-Creía que nunca ibas a bajar. Vas preciosa.
-Gracias. ¿A dónde vamos?
-Eeeh, tranquilla. Que aquí lo primero es felicitarte así que ¡Felicidades!
Solté una carcajada y James me cogió la mano.
-No te sueltes de mi mano y yo te llevaré.
Paseamos por Londres los dos de la mano. Parecía que no me llevaba a ningún sitio y que solo quería pasear conmigo. Tampoco me importaba mucho. Paramos en un pequeño restaurante y allí comimos. Nos reímos mucho y los dos acabamos con la cara llena de tarta.
Cuando salimos del restaurante ya eran las cinco. ¿Por qué pasaba el tiempo tan rápido? Ese día estaba siendo demasiado bueno, me parecía un sueño. Nunca había tenido algo así en mi vida. Nunca había tenido a alguien como James a mi lado.
-Ahora necesito que te pongas esto en los ojos. – dijo mientras me daba un pañuelo. – Deja que te lo ponga.
Me dí la vuelta y James me puso el pañuelo para que no viera nada, me cogí a su mano y me condujo por las calles de Londres. Nos paramos y me quitó la venda. Delante de mí tenía un teatro y en el cartel del teatro de podía leer “ED SHEERAN.” James tenía dos entradas en la mano.
-¿En serio vamos a entrar al concierto?
-Por supuesto que sí, ¿Por qué te habría traído aquí si no?
James me había comprado una entrada para un concierto de mi ídolo. Ahora si me gustaban las sorpresas. El concierto era a las ocho y todavía faltaban dos horas y media. Durante ese tiempo nos dedicamos a dar vueltas por la ciudad y yo no podía parar de sonreír. Dentro de dos horas y media iba a estar en el concierto de Ed Sheeran con James. Iba a estar en un concierto de una de las personas que más me había ayudado y me había enseñado a seguir adelante, le debía mucho.
Dos horas y media después ahí estábamos, en el concierto de Ed. Disfrutamos mucho del concierto y de su voz. Hubo momentos rápidos y otros en los que no sé como me había controlado para no besar a James. Cuando salimos estaba lloviendo y habíamos venido andando por lo que teníamos que volver andando.
-Esto no lo había planeado. – dijo James mientras se tocaba el pelo.
-No pasa nada, a mí no me importa correr bajo la lluvia.
Antes de que me diera cuenta estábamos corriendo debajo de lluvia, estaba cogida de ka mano de James como lo había estado todo el día. Me llevó a su apartamento y un poco antes de llegar paramos de correr. Iba calada hasta los huesos y hacía mucho frío. James me cogió de la cintura y me besó. El beso me calentó la sangre y ya no sentía frío. Enlacé mis dedos en la nuca de James y el me apretó más contra su cuerpo. Todo era perfecto hasta que un pensamiento se coló dentro de mi cabeza. Las primeras veces siempre son bajo la lluvia.
(Flashback)
Se separó de mí lentamente y apoyó su frente en la mía. Ambos estábamos calados hasta los huesos y se podía oír como el agua goteaba en el suelo de mármol.
-¿Me prometes que este va a ser tu último primer beso, Ali?
-Sí.
(Fin del flashback)
Me separé de James, me di la vuelta y empecé a correr. No podía dejar que eso sucediera otra vez, otra vez no.

domingo, 3 de febrero de 2013

LAST FIRST KISS - CAPÍTULO 13.


-Narra Ali-

Ya había pasado una semana desde que Katy estuvo ingresada en el hospital. También hacía una semana desde que James me abrazó, había sido solo un abrazo y le estaba dando demasiada importancia. Solo había sido un abrazo. Esa semana había sido diferente, Katy me había presentado a varios amigos de su trabajo y ahora estábamos James, Jen, Luce, Dave, Kevin, ella y yo en un pub. La noche iba sobre ruedas, nos estábamos divirtiendo mucho y Katy parecía cómoda. Toda esa semana había estado algo ausente y echaba de menos que sonriera.
Entró un chico en un bar, pelo negro, ojos verdes y tenía frialdad en la mirada. Katy se puso muy tensa y ese chico la estaba mirando.
Ese chico tenía que ser el que le había hecho el morado en el ojo. El chico que le había pegado hace una semana. El chico se acercó a nuestra mesa y se puso detrás de Katy poniéndole una mano en un hombro y apretándole.
-Hola Katy, creía que estarías en casa, encerrada y no te atreverías a salir. Siempre has sido una cobarde. – dijo mientras a Katy se le llenaban los ojos de lágrimas.
-Por favor, vete Dan. No te he hecho nada. Vete por favor.
-¿Y quien ha dicho que te vaya a hacer caso? Cobarde.
De repente James se levantó de su silla y cogió a Dan del cuello de la camisa.
-Si te ha pedido que te vayas, te vas. – dijo con rabia.
-¿Pero que tenemos aquí? Parece que la cobarde se ha echado amigos. Seguro que son igual de cobardes que tú.
-Tú y yo. Fuera, ya. – chilló James mientras arrastraba a Dan fuera del bar.
Estaba asustada, nunca había visto así a James. Katy se puso a llorar. Kevin, Dave y yo salimos para intentar calmar a James y a Dan y Luce y Jen se quedaron intentando calmar a Katy.
Cuando salimos vimos como Dan le daba un puñetazo a James en la barbilla y lo desestabilizaba un poco. Le sangraba un poco la nariz.
-Lo que yo decía, eres un cobarde. – dijo Dan mientras lanzaba un puñetazo detrás de otro.
James esquivaba la mayoría de los puñetazos, pero algunos le daban en la cara. Cuando pensé que la pelea iba a terminar, James le dio a Dan en la boca y calló al suelo, donde empezó a pegarle patadas, en la cabeza, en estómago y las piernas. No podía soportarlo. Me acerqué a James y le obligué a para.
-James, ya ha sido suficiente. – dije mientras le tiraba del brazo para que se separara de Dan.
-No, no ha sido suficiente. Él si que es un cobarde, no lo ves ahí, tirado en el suelo. Si fuera valiente no le hubiera pegado a su novia y menos tampoco habría venido a buscarla. – estaba muy alterado y tenía que tranquilizarlo.
Lo llevé por detrás del bar donde había un parque pequeño y nos sentamos en un banco.
-¿Estás ya más relajado? – pregunté mientras me acercaba un poco más a él. Tenía la barbilla hinchada y le sangraba la ceja y el labio.
-Sí, lo siento, no se que me ha pasado. Ese tío se merecía que le dieran una buena paliza, la próxima vez no se comportará así con Katy o ninguna otra chica.
-Tienes que curarte la ceja y el labio, estamos cerca de mi casa, ¿Vienes?
Le acababa de invitar a mi casa y no creo que quisiera venir. Los dos estábamos bien como amigos y yo lo acababa de estropear.
-Claro, venga vamos. – dijo James mientras me miraba. Aunque estábamos bajo la luz de una farola, se le veían perfectamente los ojos, ahora estaban más azules que nunca y me estaban mirando.
Íbamos andando muy cerca por un paseo en el que había unas cuantas farolas. Cada poco tiempo nos mirábamos y nos sonreíamos. Llegamos a mi apartamento media hora después, en la calle hacía mucho frío y cuando llegamos al apartamento hice chocolate para los dos.
-¿No crees que debería curarme esto antes de beber cualquier cosa? – dijo James señalándose el labio.
-¡Es verdad! Lo siento, se me había olvidado.
Era verdad, se me había olvidado porque habíamos ido a mi apartamento, estaba demasiado nerviosa.
Le cogí del brazo y lo llevé al baño. Primero le curé la herida de la ceja, era un corte poco profundo y ya casi no sangraba. Le puse una gasa y después fui a la cocina y cogí una bolsa de guisantes congelados.
-Toma, esto es para la barbilla. Está bastante hinchada.
Le dí la bolsa de guisantes y mientras se la ponía en la barbilla, le curé la herida del labio. Me acerqué un poco más a él, a lo mejor más de lo que debía. Los dos nos quedamos muy quietos y le quite las manos de los labios. Nos acercamos poco a poco y mi corazón cada vez iba más y más rápido. Iba a pasar, íbamos a besarnos. Cuando nuestros labios estaban a punto de tocarse, sonó el timbre.
Mierda, los timbres siempre son inoportunos.
Salí del baño y abrí la puerta, allí estaba Katy.
-¿Es que no tienes llaves? – pregunté.
-Sí, pero se me han olvidado.
-Hola. – sonó una voz detrás de mí, era James.
-Hola, esto… ¿Interrumpo algo?
-¡No! – gritamos James y yo a la vez.
En realidad si había interrumpido algo. Tal vez si no hubiera llamado al timbre James y yo nos habíamos besado.
-Yo ya me iba. – dijo James mientras se ponía detrás de mí.
Y así fue, James se fue y yo me quedé en mi cama, pensando en lo que había estado a punto de pasar, ¿Realmente quería que eso pasara?

sábado, 2 de febrero de 2013

LAST FIRST KISS - CAPÍTULO 12.


-Narra James-

Dejé a Ali en su apartamento y cuando giré la esquina me paré en seco. No podía dejarla allí así, a lo mejor ella seguía allí. Me giré y deshice el camino que ya había hecho. Ali ya no estaba allí, ¿Por qué pensaba que ella todavía iba a estar allí?
Tardé casi una hora en llegar a mi apartamento, no tenía prisa y me iba fijando en todo lo que tenía a mí alrededor. Hacía mucho frío y la temperatura era bajo cero casi seguro, me preguntaba si ese invierno nevaría. Eso me recordaba a cuando era pequeño y todavía vivía aquí, mis padres y yo siempre veníamos a Londres en Navidad y la mayoría de las veces estaba nevado.
Me miré la mano y se me había olvidado por completo lo que me había despertado esa mañana. La llamada de mi madre. Se me había olvidado por completo que mi abuelo había fallecido y que ya era demasiado tarde para pasar más tiempo con él y nunca podré volver a escuchar su voz.
Antes de que me diera cuenta estaba en mi apartamento con el pijama puesto y viendo la televisión. Solo tenía una cosa que me daba vueltas en la cabeza, Ali había conseguido que me olvidara de todo ese día. Había hecho que me olvidara del dolor y de cierto modo había hecho que ese día fuera un poco más feliz, ¿Cómo una chica tan pequeña puede hacer cosas tan grandes?
Me quedé durmiendo en el sofá y me desperté con dolor de cuello. Cuando estaba a punto de salir empezó a sonar mi móvil. Era Ali.
-¿Hola? ¿James? – parecía muy alterada.
-Sí, soy yo, ¿Qué pasa?
-Verás, ahora mismo estoy de camino al hospital. Necesito que le digas a Jen que hoy no voy a poder ir al trabajo.
-Pero ¿Estás bien? – pregunté alterado.
-Estoy bien, no te preocupes por mí, es mi compañera de piso. Esta mañana antes de salir de camino al trabajo ha llegado con un ojo morado y ha perdido el conocimiento. Estoy con ella de camino al hospital. Por favor, dile eso a Jen y ya se lo explicaré mejor mañana.
Colgó el teléfono.
Ali estaba muy alterada y yo ahora estaba preocupada por ella. Pero tenía que hacer la única cosa que me había pedido.
Llegué al trabajo y busqué a Jen. Estaba en la caja principal con un café en la mano.
-Jen, ¿Puedo hablar contigo un momento?
-Por supuesto, ¿Qué pasa? Pareces preocupado.
-Verás… Es que… Ali está en el hospital y no va a poder venir a traba…
-¿Qué Ali está en el hospital? ¿Qué le ha pasado? – me interrumpió.
-Ella está bien, pero a su compañera de piso le ha pasado algo. Tampoco se mucho más, me llamó esta mañana y no sé que ha pasado.
-Si quieres puedes ir por ella, pareces muy preocupado. Vete y ya mañana venís los dos a trabajar. Esperemos que no sea nada.
Llamé a Ali y me dijo el hospital en el que estaba. Había una parada de metro muy cerca y cogí el metro. Llegué al hospital y ella estaba en la puerta. Me acerqué a ella, había estado llorando se le notaba en la cara. Llevaba el pelo suelto y el aire se lo movía.
La abracé.
No sé porque pero tenía que hacer que sintiera que estaba allí con ella y que estaría siempre que pudiera. Muchas veces un abrazo es mejor que cien palabras.
-¿Qué tal estás? – le susurré al oído.
-Ahora ya estoy bien.
La estuve abrazando un buen rato hasta que no sé como nos separamos y entramos al hospital y Ali se acercó a un médico. Estuvo hablando con él un buen rato y después vino conmigo otra vez.
-Katy ya está estable. Dice que podemos entrar a verla cuando queramos.
-A mí no me conoce, no debería entrar. Entra tú, yo te espero en la puerta.
-No te conoce, pero seguro que se alegra de verte. Venga entra conmigo.
Entramos los dos en una habitación de hospital algo pequeña y con una de las dos camas vacías en la otra había una chica rubia y pequeña que perfectamente podría hacerse pasar por la hermana pequeña de Ali. Nos acercamos a la cama y yo me quede a un lado.
-Katy, el médico me has dicho que ya estás estable, ¿Cómo te encuentras?
Ali no obtenía respuesta.
-Bueno… Este es James. – dijo Ali mientras me señalaba.
Katy levantó la vista y la dirigió hacía mí. Tenía unos ojos bonitos, pero en uno de ellos tenía un morado.
-Hola. – saludé mientras me acercaba un poco más a la cama.
-Eres más guapo de lo que Ali me dijo.
Esa chica me caía bien y solo me había dicho nueve palabras.
Katy nos contó quien le había hecho eso. Fue su exnovio, esta mañana estaba esperándola en la puerta del apartamento y le había pegado. Tenía muchas ganas de pegarle un puñetazo a ese tío.
La semana siguiente pasó rápida y yo ya había comprado la sorpresa para el cumpleaños de Ali. Una noche quedamos en un bar con Katy, Ali, Kevin, Jen, Luce y Dave. Kevin, Luce y Dave eran compañeros de trabajo de Katy y parecían simpáticos. 
La noche iba bien hasta que un chico empezó a mirar a Katy y ella se estaba poniendo muy tensa.

viernes, 1 de febrero de 2013

LAST FIRST KISS - CAPÍTULO 11.


-Narra Ali-

Al fin estábamos en Hyde Park, allí estaba bien. Estaba con James y nunca hubiera imaginado que podría estar tan cerca de él. Nos separaban apenas veinte centímetros y nuestras manos se rozaban. Él no se separaba de mí así que yo me limitaba a disfrutar un poco de ese momento. James me gustaba.
-¿Entonces me vas a decir la sorpresa de mi cumpleaños? – pregunté a James mientras me giraba hacia él, ahora estábamos más cerca aún.
-No te lo voy a decir, una sorpresa es una sorpresa. – decía mientras colocaba las manos sobre las rodillas y se quitaba la gorra, su pelo parecía más claro ahora.
-Por tu culpa no voy a poder dormir, ¿Sabes? No voy a poder dejar de pensar en la sorpresa.
-Dos semanas sin dormir es mucho, te aconsejo que te relajes. Ya verás como te gustará.
Se estaba haciendo tarde, pero no quería despedirme de James, estaba siendo un día bueno (quitando la parte en la que casi muero atropellada), había pasado todo el día con James y estaba deseando llegar a casa para hablarle a Katy de James y todo lo que habíamos hecho hoy.
El sol ya empezaba a ponerse por detrás delante de nosotros, aquella escena era preciosa y estaba allí con James no me parecía real y me pellizqué para saber si era real. Lo era.
-Ali, se está haciendo tarde. Debería acompañarte a casa.
-No hace falta que me acompañes, puedo llegar sola.
-Ya, eso me lo imagino. Pero la última vez que fuiste sola por la calle casi te atropella un coche, mejor te acompaño.
Se levantó y me tendió una mano para ayudar a subir. Le cogí la mano y nos quedamos muy cerca, podía sentir su respiración en mi pelo. Los dos nos separamos rápidamente y yo empecé a ponerme roja, por suerte ya casi no había luz y no me podía ver la cara.
Me acompañó a mi apartamento.
-Vivo aquí – dije señalando el bloque de pisos.
-¿Vives sola? – preguntó James mientras miraba el bloque de pisos.
-No, vivo con una chica que se llama Katy. Ahora mismo estará arriba, la luz está encendida.
Tenía ganas de decirle a James que pasara a mi apartamento, pero me contuve y me limité a sonreír.
-Bueno Ali, me ha encantado pasar el domingo contigo. Pero la próxima vez que quieras llamar mi atención no hace falta que casi te atropelle un coche. Mañana nos vemos en el trabajo, ¿No?
-Sí, hasta mañana.
James se dio la vuelta y se metió por una de las muchas calles que por allí había. Yo me quedé mirando como una tonta el último sitio en el que le había visto, como si pudiera hacer que volviera a aparecer de algún modo.
Subí al apartamento y cuando cerré la puerta Katy estaba sentada en el sofá viendo una película en la tele. Yo no podía parar de sonreír.
-¡Al fin apareces! Estaba preocupada por ti. – dijo Katy mientras se sentaba bien en el sofá para dejarme sitio.
-Hoy han pasado demasiadas cosas, mejor será que empiece a contarte ya, que mañana tengo que madrugar.
Me senté en el sofá al lado de Katy y empecé a contarle todo lo que había pasado ese día. Mientras se lo contaba no podía disimular mi sonrisa y al final me quedé afónica de tanto hablar, no estaba acostumbrada a hablar tanto. Era una persona de pocas palabras. Creía que si no tenías nada bonito que decir, mejor no decir nada.
Esa noche no tuve pesadillas y pude dormir de un tirón, cosa que no hacía desde antes de que mi hermano y mi padre murieran. Echaba de menos dormir tan bien y sin tener miedo por lo que pudiera ocurrir en mis pesadillas.
Me levanté con una sonrisa en la cara y eran las nueve de la mañana. Salí de la cama y me dirigí al salón. No había rastro de Katy así que pensé que ya había salido. Me fui a la cocina y cogí un bol grande en el que eché un poco de leche y cereales. Mientras desayunaba, sonreía como una tonta a los cereales antes de metérmelos a la boca. Hacía mucho tiempo que no sentía esa sensación, la sensación de que todo va bien y de que todo solo va para mejor. Me gustaba esa sensación y sabía que James era la razón. Ese chico había cambiado algo dentro de mí, ya no lo veía todo tan negro y casi no recordaba que el día anterior estuve a punto de morir, él hacía todo aquello sobre mí ¿No parecía increíble? Un solo chico puede hacer que toda tu perspectiva cambie.
Mientras me estaba arreglando alguien llamó a la puerta así que me apresuré en subirme los pantalones y abrir la puerta. Cuando abrí la puerta Katy estaba al otro lado con la cara roja de llorar y un ojo morado que casi no podía abrir. Sea lo que sea lo que le haya pasado no ha sido nada bueno. Antes de que pudiera decir nada ella se derrumbó delante de mí, estaba inconsciente.