-Narra
Ali-
Me
desperté a la mañana siguiente y James seguía durmiendo así que mi limité a
mirar por la ventana e intentar no despertarle. No sé como iba a agradecer a
James todo lo que había hecho por mí el día anterior. Me había llevado al
concierto de Ed Sheeran y había hecho que me empezara a sentir bien otra vez.
Hacía mucho tiempo que no me sentía así, que no me sentía a salvo. Ahora todo
estaba cambiando, había empezado una nueva vida en Londres y ahora tenía a
James a mi lado. Todo iba bien.
Al
final decidí levantarme y fui a buscar mi móvil, tenía diez llamadas perdidas
de Katy y varios mensajes, así que le envié un mensaje diciendo que estaba bien
y que no se tenía que preocupar, estaría allí sobre la hora de comer. Cuando
estaba volviendo al lado de James en el sofá, me tropecé y tire una mesita con
una lámpara encima. James se despertó.
-Perdón,
no te quería despertar así. – dije mientras intentaba recoger todo lo que había
tirado.
-Tranquila,
no pasa nada. ¿Estás bien? – preguntó con voz de dormido.
-Sí,
solo me he tropezado y he tirado todo esto.
Se
levantó del sofá y me ayudó a recoger, cuando estaba todo otra vez en su sitio
nos pusimos de pie y me besó. Era algo así como un beso de buenos días.
-Buenos
días a ti también, por cierto. – dije mientras me volvía a acercar a él para
besarle.
Había
estado toda la noche lloviendo, me quedé dormida escuchando el ruido de la
lluvia y la respiración de James. Me asomé un poco por la ventana y vi que
estaba todo nevado, al parecer gran parte de la noche había nevado.
-¡James!
Ven mira esto.
-¿Qué
quieres que mire? – dijo mientras de acercaba a mi, podía notar su respiración
en mi cuello.
-¡Ha
nevado! Es una de las primeras veces que veo tanta nieve junta.
-Pues
bienvenida a Londres, Ali. Pasa todos los años. Deberíamos desayunar y después
ir a por algo de ropa para ti, no creo que quieras ir todo el día con esa
sudadera vieja.
-Esta
sudadera vieja es perfecta. Pero debería ir a mi apartamento, Katy está
preocupada por mí, me ha llamado varias veces y me ha enviado mensajes.
Desayunamos
y nos reímos. James era una de las pocas personas que me podía hacer reír a
carcajadas aunque no quisiera reírme, eso también lo podía hacer mi padre.
Desde que era bien pequeña me hacía cosquillas o alguna tontería para que me
riera, me decía que mi risa era lo mejor del mundo y que no tenía que
esconderla, pero cuando murió no me veía con fuerzas de sonreír. Todo eso
cambió el día que me choqué con James en aquel aeropuerto. Ahora sentía que
todo mejoraba, que nada iba a ir mal.
Después
de desayunar fui al baño a cambiarme, me puse el vestido de la noche anterior
que ya se había secado y también me puse la sudadera de James, con ella puesta
me sentía más segura, como si nada pudiera ir mal. También hacía frío y la
sudadera abrigaba bastante.
Cuando
salí James estaba poniéndose una camiseta azul, igual que sus ojos. Cuando me
vio sonrió.
-¿Te
vas a llevar la sudadera? – preguntó mientras me señalaba.
-Sí,
es calentita y fuera seguro que hace mucho frío. – respondí.
Encima
de la sudadera me puse mi chaqueta y James se puso un abrigo y los dos salimos
a la nieve.
Hacía
bastante frío y aunque llevaba va capas seguía sintiendo frío, por suerte mi
apartamento no estaba muy lejos y llegamos enseguida. Entramos al portal del
edificio y nos limpiamos un poco la nieve de los zapatos y abrí la puerta.
Dentro estaba Katy sentada en el sofá con una manta y una taza de chocolate
caliente, yo también necesitaba algo para entrar en calor.
-Hola
Katy, ya estamos aquí. – saludé mientras James cerraba la puerta detrás de él.
-No
me habías dicho que ibas a venir acompañada. ¡Hola James!
-Hola
Katy, ¿Qué tal estás?
-Estoy
intentando entrar en calor. Por cierto Ali, ¿Dónde te has metido toda la noche?
-Bueno,
James me llevó al concierto de Ed Sheeran y cuando salimos estaba lloviendo
mucho así que decidí quedarme en su casa porque estaba más cerca. – expliqué a
Katy, no le comenté que nos habíamos besado.
-¿Seguro
que no habéis hecho nada? – preguntó con una sonrisa. – Era broma.
James
y yo reímos un poco tensos, no habíamos hecho nada, solo nos habíamos besado.
-Bueno,
será mejor que yo vaya a cambiarme antes de que muera congelada. – me dí la vuelta
y me metí en mi habitación.
Me quité
la sudadera de James y la dejé encima de una silla, todavía olía a él. Me puse unos
vaqueros y un jersey marrón que me había regalado mi madre un poco antes de venir
aquí a vivir. También me puse mis Converse negras que las había echado de menos
ese día. Me peiné un poco y volví a salir al salón, James y Katy estaban riéndose,
pero los dos pararon cuando me vieron. James me miró y para mí ya no existía nada
más, solo éramos él y yo. Me acerqué a él y no pude evitarlo, le besé. No debería
haberlo hecho porque Katy estaba delante de nosotros, pero no podía resistirme.
Cuando me separé de él estaba Katy con los ojos abiertos como platos y la boca
abierta. La había impresionado o al menos eso parecía.