martes, 26 de marzo de 2013

LAST FIRST KISS - CAPÍTULO 20.


-Narra Ali-

Salí corriendo de allí, no quería volver a ver a James. No me había dejado explicarle por qué llevaba un billete de avión para mañana con destino España, si me hubiera dejado explicarle las cosas nada de esto hubiera pasado.
Llevaba un billete para España, sí, pero no tenía pensado coger ese avión. Ahora que estaba con James no iba a dejarle y menos aún sin que él lo supiera. Nada de esto hubiera pasado si hubiera roto ese billete de avión, aunque a lo mejor ahora sí que lo quería utilizar. Dejar atrás todo esto, mi sueño, volver a España y encontrar algún trabajo allí, pasar tiempo con mi madre y recuperar la relación que teníamos, hacer que todo fuera como antes, intentar ser feliz por mi misma.
Pero no podía dejar a James atrás, no podía dejarle ir, era la primera persona que me había hecho reír y que me olvidara de todos mis problemas, cuando estaba con él parecía que todo había vuelto a la normalidad, me hacía sentir bien conmigo, ya no pensaba siempre en las mismas cosas, ahora pensaba en disfrutar de lo que tenía porque un día todo esto ya no estaría. Parecía que ese día había llegado.
Ahora mismo no podía pensar en nada, solo podía llorar y correr hacía mi apartamento que con un poco de suerte estaría vacío.
La suerte estuvo de mi parte y allí no estaba Katy, ahora lo que menos me apetecía era hablar con alguien, solo quería llorar hasta que me quedara sin lágrimas o no le viera sentido a llorar por todo esto. Seguro que llegaría antes lo primero.
Intenté no pensar mucho en todo lo que me había pasado esa mañana, solo lloraba. Lloraba y lloraba, no había más.
Alguien entró al piso, oía sus pisadas, no me importaba quien fuera, no iba a parar por su culpa.
Una parte dentro de mí pensó que era James, que había vuelto para disculparse por como me había tratado y se lo podría explicar todo, todo volvería a ser igual que antes. Todo aquello se fue cuando la voz de Katy llamándome llegó a mis oídos, James no estaba allí y eso solo hizo que yo llorara más fuerte.
-¿Ali? ¿Qué pasa? – preguntó Katy. – Abre la puerta y habla conmigo. ¿Qué ha pasado?
No contesté. Ella seguía intentando abrir la puerta y a la media hora de estar forcejeando con la puerta se dio por vencida y se volvió a ir. Cuando oí la puerta abrirse salí de la habitación y me fui al baño. No quería mirarme al espejo, iba a estar horrible, siempre lo estaba y más ahora después de llorar tanto tiempo. Antes de mirarme ya sé como iba a estar mi cara, los ojos rojos e hinchados, las mejillas muy rojas y con puntitos blancos, la boca seca. Parecía que no me quedaba una gota de agua en mi cuerpo, tenía que beber algo. Me dirigí a la cocina y bebí un poco de agua.
Me senté en el sofá, me había quedado sin lágrimas, al menos de momento ahora me limitaba a mirar a un punto fijo cerca de una estantería, con un poco de suerte Katy no volvería en algunas horas y yo podría volver a mi habitación.
No sé cuanto tiempo pasó exactamente pero cuando me quise dar cuenta estaba en la calle, era ya de noche y hacía frío, salir del apartamento fue algo instintivo, cuando estaba mal no podía estar en sitios cerrados, tenía algo de claustrofobia. No sabía bien donde me dirigía, solo dejaba que mis pies me guiaran.
No me di cuenta hacia donde me dirigía hasta que estuve cerca. Conocía esas calles muy bien, había estado allí más tiempo que en mi propio apartamento. Iba a casa de James.
Mi subconsciente me había traicionado y ahora me llevaba al sitio en el que menos me apetecía estar. Mirándolo por otro lado, James se merecía una explicación y creo que por eso había ido hasta allí casi sin darme cuenta.
Subí aquellas escaleras, dos pisos, después giré dos veces hacia la izquierda y ahí estaba la puerta de su apartamento. La puerta estaba un poco abierta y la luz estaba encendida, no sé por qué, pero eso me dio mala impresión. Abrí la puerta y lo vi.
No debería haber venido.
Para James no significaba nada, era imposible que hubiera significado algo. Si eso hubiera sido así no estaría allí besando a otra chica.
Me quedé helada donde estaba, sin hacer ningún ruido, quería hacerme más pequeña y desaparecer ¿Era eso tan difícil?
James me vio por el rabillo del ojo y se separó de aquella chica. Me miraba con los ojos muy abiertos. Las lágrimas volvían a correr por mis mejillas.
-Ali… – susurró James.
-No digas mi nombre nunca más. – dije mientras andaba hacia atrás, él avanzó hacia delante.
-Déjame que te explique, solo esto.
-No hace falta, está todo muy claro.
Después de esto me di la vuelta y salí corriendo. James corría detrás de mí gritando mi nombre y cada vez que lo hacía una parte dentro de mí moría. Ahora solo podía llorar. Me había vuelto a pasar, una vez más estaba sola. Ahora sí me podía ir de aquí así será más fácil olvidarme de todo, sobretodo de James.
Llegué a mi apartamento e hice la maleta, mañana tenía que coger un avión.
No dormí en toda la noche, me quedé sentada en mi cama esperando a que saliera el sol y poder irme de allí de una vez, Katy no había vuelto así que me limité a dejarle una nota diciéndole que me iba a España y que me había ayudado mucho con todo. Algún día nos volveríamos a ver, ¿No?
Salió el sol y yo ya estaba saliendo del apartamento, cerré la puerta y me fui.
Todo lo demás me pareció más sencillo que cerrar esa puerta para siempre. Llegué a España sobre las dos de la tarde. Allí no había nadie esperándome, mi madre no sabía que iba a venir así que cogí un taxi y me fui a mi casa.
Como era de esperar, mi madre no estaba allí. Subí a mi vieja habitación y deshice la maleta. ¿Cómo la había podido cagar tanto en tan poco tiempo? Me había ido para no volver y había vuelto en tres meses.
A lo mejor allí todo sería más fácil, empezar de cero una vez más…

domingo, 17 de marzo de 2013

LAST FIRST KISS - CAPÍTULO 19.


-Narra James-

No sé como había hecho Ali, pero me había convencido para que quedara con mi madre en una cafetería y hablara con ella. Estaba bastante asustado, pero Ali iba a estar ahí conmigo y eso me ayudaría a poder estar en una misma sala que mi madre y hablar con ella.
No sé muy bien como, pero cuando tenía unos dieciséis años la relación con mi familia se cortó. Estaba semanas e incluso meses sin aparecer por casa. Lo peor de todo es que parecía no importarle a nadie, solo mi abuelo parecía preocuparse un poco por mí y muchas veces acababa durmiendo en su casa. Ahora que mi abuelo no estaba conmigo no merecía la pena mantener el contacto con nadie. Nadie se había preocupado por mí aunque apareciera por casa con un ojo morado y heridas en la cara. Nunca le había importado a nadie. A los dieciocho, cuando me fui definitivamente de casa, perdí todo el contacto que me quedaba con mi familia.
Gracias a Ali iba a intentar recuperar un poco la relación con mi familia.
Cuando llegué a la cafetería Ali ya estaba allí. Parecía algo cansada, me acerqué a ella y le besé el cuello, ella se dio la vuelta y me besó en los labios.
-Buenos días a ti también. – susurró Ali cerca de mi oído.
-¿Llevas mucho tiempo esperando? – pregunté mientras me sentaba a su lado.
-No, acabo de llegar, ¿A qué hora tiene que llegar tu madre?
-Se supone que ya debería estar aquí.
Justo en ese momento entró mi madre por la puerta y se acercó hacía nosotros. Me tensé en un instante y Ali me cogió la mano para que me tranquilizara un poco, solo era mi madre, no iba a pasar nada.
-Mi madre es esa que acaba de entrar a la cafetería. – dije a Ali mientras señalaba.
-Pues entonces será mejor que me acerqué a saludar y decirle que estamos en esta mesa, ahora mismo vuelvo.
-No, Ali… Espe… - ya se había ido y no me podía escuchar.
Ali se acercó a mi madre y la saludó y después se aproximaron a la mesa en la que estaba.
-James, no me habías dicho que tenías una madre tan simpática. – dijo Ali mientras se volvía a sentar a mi lado y me cogía la mano.
-Hola James. – dijo mi madre.
-Mamá, ¿Qué haces aquí y por qué quieres hablar conmigo?
-Verás… Es sobre tu padre. Él y yo nos separamos hace un tiempo y creo que ya era hora de que lo supieras.
-¿Ya está? ¿Solo eso? Muy bien, gracias por la información. Ya te puedes ir.
-James…
-Ni James ni nada. Estuvisteis ocultándome lo del cáncer y tuve que enterarme cuando falleció el abuelo. No te mereces ni que te hable. Todos esos días que he pasado fuera de casa, ¿De verdad no te dabas cuenta o te dabas cuenta y te daba igual? Todos me habéis hecho mucho daño y para una persona a la que le importaba no me dijisteis nada sobre su cáncer. Vete, no quiero saber nada sobre ti.
Mi madre se levantó y se fue.
-Te has pasado mucho James. – dijo Ali que seguía sentada a mi lado, no me estaba cogiendo la mano y cuando lo intenté la apartó.
-Es lo que se merece.
-Nadie se merece que lo trates así, ¡Nadie! Y menos aún tienes que tratar así a tu madre. Mi madre no me dirigió la palabra en cinco meses, cuando murió mi padre y mi hermano perdimos todo contacto. No nos hablábamos y prácticamente no nos veíamos. Cuando estás así tanto tiempo cuesta mucho recuperar el contacto y es mejor que lo recuperes antes de que sea demasiado tarde. Hazme caso.
-No entiendes nada y nunca lo vas a entender.
-Lo entiendo mejor de lo que crees. – dijo con la voz un poco cortada, iba a ponerse a llorar.
Se levantó y se dio media vuelta. Al girarse se le cayó un papel del bolso y lo recogí. Era un billete de avión para mañana con destino España.
-Así que te vas, ¿No? – dije mientras le devolvía el billete.
-James, no… No es eso, déjame que te lo explique.
-No hay nada que explicar.
Cogió sus cosas y se dio media vuelta. Ahora si que la había cagado y no había vuelta atrás.

domingo, 3 de marzo de 2013

LAST FIRST KISS - CAPÍTULO 18.


-Narra Ali-

Cuando James miró el mensaje que le acababan de mandar estaba más distante, notaba como si ese mensaje lo hubiera desconectado de alguna manera.
-James, ¿Estás bien? – pregunté.
-Sí, es solo que… Nada, déjalo.
-¿De quien es el mensaje?
-De… De nadie.
-James, puedes decírmelo.
Me dio su móvil. En el mensaje ponía: “James, estoy en Londres. Necesito hablar contigo. Llámame y quedamos”
-¿De quién es el mensaje? – pregunté mientras le devolvía el móvil.
-De mi madre. Quiere que nos veamos.
-Entonces ¿Por qué estás así? Es solo tu madre.
-Que es solo mi madre… No hablo con mi madre desde hace bastante tiempo y la última vez que me llamó fue para decirme que mi abuelo había muerto de cáncer y yo ni siquiera sabía que estaba enfermo.
Ahora si entendía porqué estaba así, yo tampoco querría hablar con mi madre si me hubiera ocultado ese tipo de cosas.
-¿Cuánto tiempo hace de eso? – pregunté mientras le cogía la mano.
-¿Te acuerdas el día en el que casi te atropella un coche?
-Sí, el día que me salvaste ¿Qué pasa?
-Pues la noche anterior mi abuelo falleció y mi madre me llamó al día siguiente. Hacía cinco meses que no hablaba con ella. Me fui de casa cuando cumplí los dieciocho y solo hablaba con mi abuelo. Hubo un momento en el que no se como, perdimos el contacto y lo único que supe de él después fue que había fallecido. ¿Cómo quieres que me sienta?
-No lo sé, pero lo que sé es que no puedes esquivar a tu madre toda tu vida, tienes que hablar con ella.
-Ojalá todo fuera tan fácil como decirlo.
No iba a ser fácil convencer a James de que llamara a su madre para que hablara con ella, pero iba a conseguirlo. Él todavía tenía una familia y no podía perderla.
Después de dos horas hablando con él, aceptó. Pero yo tenía que ir con él por si las cosas se complicaban, acepté.
Quedamos al día siguiente es una cafetería cerca de la casa de James y nos despedimos. Cuando llegué a mi apartamento estaba demasiado cansada, pero me obligué a comer algo. Katy no estaba allí, así que supongo que había salido.
Me puse la sudadera que James me había dejado el día anterior y me quedé dormida. Esa noche volví a soñar lo que creía que me había abandonado hace tiempo, la imagen de la muerte de mi padre y mi hermano volvió a mí. Creí que aquello me había abandonado o por lo menos había conseguido hacer que no soñara con eso. Me desperté con las mejillas mojadas y con el corazón acelerado. Miré la hora y solo eran las cinco de la mañana, sabía perfectamente que no iba a dormir más esa noche así que me levanté y me puse a ordenador un poco la habitación. Una hora después estaba en el salón desayunando y viendo la tele.
Hasta las doce no había quedado con James y todavía faltaban seis horas para eso. No tenía nada que hacer así que me vestí y antes de las siete de la mañana yo estaba andando por las calles de Londres. Todavía quedaba nieve de la otra noche. Me puse la música y me dejé llevar. Necesitaba aquello, necesitaba estar a solas para poder aclararme, con James estaba mucho mejor y eso lo sabía, pero seguía habiendo algo dentro de mí que me decía que me iba a hacer daño. Aquello era absurdo. Él no me iba a hacer daño.
Cuando me dí cuenta eran ya las once de la mañana, así que me dirigí hacía la cafetería donde había quedado con James y con su madre, aquello era importante para él y tenía que estar a su lado.

LAST FIRST KISS - CAPÍTULO 17.


-Narra James-

-Guau, ahora es cuando vosotros me explicáis lo que acaba de pasar aquí. – dijo Katy con los ojos muy abiertos.
Ali me cogió de la mano y yo le apreté un poco como dando mi aprobación.
-Pues… Eso de que anoche no pasó nada no es del todo verdad. Me quedé a dormir a casa de James y nos besamos. Se puede decir que estamos algo así como saliendo. – dijo, don poder evitar al decir la última palabra.
-Me alegro mucho por vosotros. Hacéis una buena pareja. Bueno, ¿Os vais a quedar a comer?
-Pues la verdad es que no teníamos nada pensado, nos podríamos quedar aquí. – contesté.
Katy se levantó del sofá y se fue a su habitación a vestirse y Ali y yo nos quedamos en el salón, sentados en un sofá. Ella estaba apoyada en mi pecho y los dos estábamos tapados una manta, aunque en aquel apartamento había calefacción seguía haciendo frío. Algunos rayos de sol se colaban por la ventana, el día se estaba aclarando poco a poco.
-Así que algo así como saliendo, ¿No? – le dije a Ali mientras la miraba a los ojos.
-Algo así… - respondió mientras se acercaba a mí para besarme.
-Oh, miraos. Estáis para una foto. Pero ahora tortolitos es hora de ir a la cocina a ayudar a hacer la comida. – dijo Katy que ya había terminado de vestirse.
Ali y yo nos levantamos de aquel viejo sofá y fuimos a la cocina a ayudar a Katy. La verdad es que ni era muy bueno cocinando, mi dieta se basaba en el menú del restaurante que estaba debajo de mi casa, pero a Katy parecía que si le gustaba cocinar y que además se le daba bien. Pelé unas cuantas patatas y me senté en una silla en la cocina, no valía para mucho más.
Cuando la comida estuvo hecha, los tres nos sentamos en la mesa y empezamos a comer. No sé como Katy podía hacer que cocinar resultara tan sencillo y supiera hacer cosas tan ricas. Tenía que aprender a cocinar. Cuando terminamos de comer me ofrecí a quitar la mesa, ya que no había ayudado mucho en la cocina.
-Por favor, James, cuídala. – dijo una voz detrás de mí, era Katy.
-Descuida, lo haré.
-No, necesito que me lo prometas. Lo ha pasado muy mal en poco tiempo y se merece ser feliz de una maldita vez. Como le hagas daño te lo haré yo a ti, ten eso en cuenta.
-Tranquila Katy, no voy a hacer daño a Ali. Se merece ser feliz y espero que conmigo pueda serlo.
-Se te ve enamorado. Hmmm, me fío de ti.
Dicho esto Katy se dio media vuelta y se fue de la cocina.
Había dicho toda la verdad, sabía que Ali lo había pasado mal y no iba a dejar que le pasara nada malo y menos aún le iba a hacer daño.
Salí de la cocina y me encontré a Ali sonriendo y hablando con Katy. ¿Cuánto tiempo hacía que no se reía de esa manera?
Me uní a la conversación y por la tarde me llevé a Ali de paseo por Londres, nunca había visto una ciudad nevada y ver por primera vez Londres era algo que no se repetía. Estuvimos toda la tarde paseando cogidos de la mano por el centro de Londres, incluso nos sentamos en una cafetería a tomar algo y a descongelarnos un poco.
-¿Qué tal la tarde Ali? – pregunté mientras cogía mi taza de café.
-Muy bien. Todo esto me parece que no sea real. Tú, yo, Londres nevada. Nunca creí que pudiera volver a reír como he reído hoy.
Mientras estaba dando el primer sorbo a mi café, me llegó un mensaje al móvil. Dejé la taza y lo leí. “James, estoy en Londres. Necesito hablar contigo. Llámame y quedamos”
No, ahora no. Ahora no podía venir. Ahora que estaba bien con Ali no podía venir. No podía permitirlo.