-Narra
Ali-
Salí
corriendo de allí, no quería volver a ver a James. No me había dejado
explicarle por qué llevaba un billete de avión para mañana con destino España,
si me hubiera dejado explicarle las cosas nada de esto hubiera pasado.
Llevaba
un billete para España, sí, pero no tenía pensado coger ese avión. Ahora que
estaba con James no iba a dejarle y menos aún sin que él lo supiera. Nada de
esto hubiera pasado si hubiera roto ese billete de avión, aunque a lo mejor
ahora sí que lo quería utilizar. Dejar atrás todo esto, mi sueño, volver a
España y encontrar algún trabajo allí, pasar tiempo con mi madre y recuperar la
relación que teníamos, hacer que todo fuera como antes, intentar ser feliz por
mi misma.
Pero
no podía dejar a James atrás, no podía dejarle ir, era la primera persona que
me había hecho reír y que me olvidara de todos mis problemas, cuando estaba con
él parecía que todo había vuelto a la normalidad, me hacía sentir bien conmigo,
ya no pensaba siempre en las mismas cosas, ahora pensaba en disfrutar de lo que
tenía porque un día todo esto ya no estaría. Parecía que ese día había llegado.
Ahora
mismo no podía pensar en nada, solo podía llorar y correr hacía mi apartamento
que con un poco de suerte estaría vacío.
La
suerte estuvo de mi parte y allí no estaba Katy, ahora lo que menos me apetecía
era hablar con alguien, solo quería llorar hasta que me quedara sin lágrimas o
no le viera sentido a llorar por todo esto. Seguro que llegaría antes lo
primero.
Intenté
no pensar mucho en todo lo que me había pasado esa mañana, solo lloraba.
Lloraba y lloraba, no había más.
Alguien
entró al piso, oía sus pisadas, no me importaba quien fuera, no iba a parar por
su culpa.
Una
parte dentro de mí pensó que era James, que había vuelto para disculparse por
como me había tratado y se lo podría explicar todo, todo volvería a ser igual
que antes. Todo aquello se fue cuando la voz de Katy llamándome llegó a mis
oídos, James no estaba allí y eso solo hizo que yo llorara más fuerte.
-¿Ali?
¿Qué pasa? – preguntó Katy. – Abre la puerta y habla conmigo. ¿Qué ha pasado?
No
contesté. Ella seguía intentando abrir la puerta y a la media hora de estar
forcejeando con la puerta se dio por vencida y se volvió a ir. Cuando oí la
puerta abrirse salí de la habitación y me fui al baño. No quería mirarme al
espejo, iba a estar horrible, siempre lo estaba y más ahora después de llorar
tanto tiempo. Antes de mirarme ya sé como iba a estar mi cara, los ojos rojos e
hinchados, las mejillas muy rojas y con puntitos blancos, la boca seca. Parecía
que no me quedaba una gota de agua en mi cuerpo, tenía que beber algo. Me
dirigí a la cocina y bebí un poco de agua.
Me
senté en el sofá, me había quedado sin lágrimas, al menos de momento ahora me
limitaba a mirar a un punto fijo cerca de una estantería, con un poco de suerte
Katy no volvería en algunas horas y yo podría volver a mi habitación.
No sé
cuanto tiempo pasó exactamente pero cuando me quise dar cuenta estaba en la
calle, era ya de noche y hacía frío, salir del apartamento fue algo instintivo,
cuando estaba mal no podía estar en sitios cerrados, tenía algo de
claustrofobia. No sabía bien donde me dirigía, solo dejaba que mis pies me
guiaran.
No me
di cuenta hacia donde me dirigía hasta que estuve cerca. Conocía esas calles
muy bien, había estado allí más tiempo que en mi propio apartamento. Iba a casa
de James.
Mi
subconsciente me había traicionado y ahora me llevaba al sitio en el que menos
me apetecía estar. Mirándolo por otro lado, James se merecía una explicación y
creo que por eso había ido hasta allí casi sin darme cuenta.
Subí
aquellas escaleras, dos pisos, después giré dos veces hacia la izquierda y ahí
estaba la puerta de su apartamento. La puerta estaba un poco abierta y la luz
estaba encendida, no sé por qué, pero eso me dio mala impresión. Abrí la puerta
y lo vi.
No
debería haber venido.
Para
James no significaba nada, era imposible que hubiera significado algo. Si eso
hubiera sido así no estaría allí besando a otra chica.
Me
quedé helada donde estaba, sin hacer ningún ruido, quería hacerme más pequeña y
desaparecer ¿Era eso tan difícil?
James
me vio por el rabillo del ojo y se separó de aquella chica. Me miraba con los
ojos muy abiertos. Las lágrimas volvían a correr por mis mejillas.
-Ali…
– susurró James.
-No
digas mi nombre nunca más. – dije mientras andaba hacia atrás, él avanzó hacia
delante.
-Déjame
que te explique, solo esto.
-No
hace falta, está todo muy claro.
Después
de esto me di la vuelta y salí corriendo. James corría detrás de mí gritando mi
nombre y cada vez que lo hacía una parte dentro de mí moría. Ahora solo podía
llorar. Me había vuelto a pasar, una vez más estaba sola. Ahora sí me podía ir
de aquí así será más fácil olvidarme de todo, sobretodo de James.
Llegué
a mi apartamento e hice la maleta, mañana tenía que coger un avión.
No
dormí en toda la noche, me quedé sentada en mi cama esperando a que saliera el
sol y poder irme de allí de una vez, Katy no había vuelto así que me limité a
dejarle una nota diciéndole que me iba a España y que me había ayudado mucho
con todo. Algún día nos volveríamos a ver, ¿No?
Salió
el sol y yo ya estaba saliendo del apartamento, cerré la puerta y me fui.
Todo
lo demás me pareció más sencillo que cerrar esa puerta para siempre. Llegué a
España sobre las dos de la tarde. Allí no había nadie esperándome, mi madre no
sabía que iba a venir así que cogí un taxi y me fui a mi casa.
Como
era de esperar, mi madre no estaba allí. Subí a mi vieja habitación y deshice
la maleta. ¿Cómo la había podido cagar tanto en tan poco tiempo? Me había ido para
no volver y había vuelto en tres meses.
A lo mejor
allí todo sería más fácil, empezar de cero una vez más…