lunes, 16 de enero de 2012

3ª PARTE. Sucedió lo que parecía que nunca iba a suceder.


A los cinco minutos de estar allí sola saltando olas, el vino a mi lado, se acercó a mí despacio, muy despacio, pero sin dudarlo un momento me besó, sentía que los latidos de mi corazón se aceleraban y me ponía cada vez más nerviosa, pero decidí relajarme. Fue en ese momento cuando de verdad lo empecé a disfrutar, sentía sus labios con los míos y me encantaba. Sin duda ese fue el mejor momento de toda mi vida, ese momento que había esperado tanto.
Fue el mejor beso que me han dado y me darán nunca, un beso que esperaba desde que lo conocí. 
A parir de ahí todo fueron caricias, besos, abrazos, todo aquello con lo que tantas veces había soñado.
Una tarde me llevó a un precioso lugar, un lugar por el que había pasado millones de veces y nunca me había dado cuenta de lo bonito y romántico que era.
Pasamos allí toda la tarde, hasta la puesta de sol, sin duda ese fue el momento más romántico de toda mi vida. Cuando volvíamos, paseando por la playa, me di cuenta de que habían pasado ya dos semanas, eso significaba que el se iba a ir de mi lado en menos de una semana. En ese momento todo mi mundo se derrumbó encima de mi, no sabía como iba a volver a vivir sin el, sin duda eso iba a ser lo mas difícil de toda mi vida.
Él notó enseguida que me pasaba algo, que no estaba igual que antes, no estaba feliz. Incluso me cayeron unas cuantas lágrimas que el me las secó con su camiseta. Sabía perfectamente lo que me pasaba y noté que el también estaba triste.
Me pasé toda la noche llorando y pensando en él, a la mañana siguiente nos volvimos a ver, en ese momento toda mi pena desapareció y volví a ser igual de feliz, pero al atardecer me volví a poner triste. Una tristeza que nunca había sentido, una tristeza que cubría cada parte de mi cuerpo, que me calaba hasta lo más hondo, una tristeza que sabía que nunca se iría. Sabía perfectamente porque estaba así, no podía imaginarme mi vida sin él.
Así pasé la mayoría de la semana y el momento en el que le vi montado en el coche supe que aquello que había pasado era un simple romance de verano, que pronto me olvidaría de él.

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