sábado, 5 de enero de 2013

LAST FIRST KISS - CAPÍTULO 1.


-NARRA ALI-

-Mierda, mierda, mierda. No puede ser esta hora. Mierda. Me he quedado dormida. 
Esas fueron las primeras palabras que salieron de mi boca esa mañana tan importante.
-¿Cómo te has podido quedar durmiendo Ali? Tienes un avión que coger.
Ese día me iba a Londres cuatro meses y yo me había quedado durmiendo. Típico en mí, solo hace falta que haya una posibilidad entre un millón de que las cosas salgan mal para que salgan mal. No me había quedado durmiendo en todos mis años de universidad y justamente ese día me tenía que quedar durmiendo. Mi madre se había ido un poco antes de las siete de la mañana a trabajar y yo la había oído coger las llaves del coche y pegar un portazo. Se supone que me tendría que haber levantado a las nueve de la mañana para llegar al aeropuerto a las once como muy tarde, y aquí estaba yo, eran las once y seguía en pijama. Tenía que llamar a un taxi, peinarme, desayunar y arreglarme un poco. Demasiadas cosas para tan poco tiempo.
Unos pantalones vaqueros, mis queridas Converse negras y un jersey azul era la ropa que me iba a acompañar ese día. Llamé al taxi y cuando llegó saqué la maleta torpemente por la puerta. Una vez que me monté en el taxi, me desconecté un poco, me puse mi querida música que tanto me había ayudado y llegué al aeropuerto.
Facturé mi maleta y salí pitando para llegar a la puerta de embarque. Mi vuelo había sido retrasado, eso me tranquilizó un poco y me pude sentar en una pequeña cafetería del aeropuerto desayunar.
Un capuchino con mucha nata fue mi desayuno. Me quedé sentada en aquella cafetería y me puse a pensar, ¿A dónde iba? Iba a Londres en busca de una nueva vida, pero en realidad allí no tenía nada, solo un contrato con Hollister para doblar camisetas. ¿Iba a ser así toda mi vida? ¿Solo servía para doblar camisetas? Espero que no y que encuentre otro trabajo que me permita estar más tiempo en aquella ciudad que amaba desde bien pequeña. Las primeras palabras de un niño son “Papá” o “Mamá”, según mi madre mi primera palabra fue “Londres”. Pagué el desayuno y me fui a dar una vuelta. 
Me puse la música y todo lo demás desapareció, estaba en mi mundo. Desafortunadamente, me choqué con un chico que me tiró toda su Coca-Cola por mi jersey azul y yo me caí al suelo. 
El chico era muy guapo, metro ochenta o tal vez un poco más, pelo castaño, ojos ¿azules? La verdad es que los llevaba escondidos debajo de una gorra lila de los New York Yankies.
-Perdón, ¿Estás bien? – esas fueron las primeras palabras que me dijo aquel chico mientras me ayudaba a levantarme del suelo.
-Si, estoy bien. La culpa ha sido mía. 
-Creo que tu jersey no está tan bien. Perdón, soy nuevo en esto de los aeropuertos. Demasiado ajetreo. – dijo aquel chico con una sonrisa mientras señalaba la mancha de mi jersey.
-Por el jersey no te preocupes, aquí hay tiendas y me puedo comprar cualquier cosa.
-¿Seguro que no necesitas ayuda? Las manchas de Coca-Cola pueden ser muy traicioneras. – dijo. Aquel chico era muy simpático conmigo y eso estaba haciendo que me pusiera roja. 
-Seguro. – con esa palabra me despedí de él y me acerqué a una tienda a comprar algo que me sirviera y poder quitarme mi jersey azul manchando de Coca-Cola.



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