-Narra
James-
Ali
se lo había pasado bien en el concierto y la verdad es que yo también. Los dos
habíamos pasado un buen día y Ali estaba muy contenta. No había parado de
sonreír en todo el día. Me había controlado para no besarla en el concierto,
pero ahora bajo la lluvia no podía contenerme más. La cogí por la cintura y la
besé. Enlazó sus dedos en mi nuca y yo la apreté más contra mí, podía notar el
latido de su corazón y estaba bastante acelerado. De repente se separó de mí,
se dio la vuelta y empezó a correr. Sin pensarlo dos veces salí corriendo
detrás de ella y la alcancé enseguida. ¿Había sido algo que había hecho? Estaba
llorando y no sabía porque. La cogí de la mano y la conduje hasta mi
apartamento, no se resistió mucho.
-¿Me
vas a explicar que ha pasado, Ali? – pregunté mientras le daba una toalla y me
cambiaba la camiseta.
-Nada,
solo es que… Es que una vez tuve un novio y no acabó nada bien. Me puso los
cuernos y me hizo mucho daño. No quiero que me pase lo mismo.
-¿Y
por eso tienes que irte corriendo después de besarme? Ali, no me vas a creer,
pero yo no soy de esos tíos no soy de los tíos que van haciendo daño. – dije
mientras me acercaba un poco más a ella.
-Él
también me dijo lo mismo, ¿Sabes?
-Pero
yo no soy como él.
-Eso
no lo sabes.
-Por
favor, hazme caso cuando digo que no soy como él. Hazme caso cuando digo que yo
no voy a hacer daño a una chica como tú. No te voy a dejar escapar y no te voy
a hacer daño. Mira Ali, sé que lo has pasado mal y no voy a hacer que lo pases
peor por mi culpa, ya has pasado por demasiado.
Se
acercó a mí y me besó. Eso solo podía significar que me había creído y había
dicho la verdad. Ali era una chica muy especial y que lo había pasado mal, no
quería que lo pasara peor por mi culpa, no me lo podría perdonar nunca.
Ali
se separo de mí y apoyé su frente contra la mía.
-¿Me
crees? – susurré.
-Sí,
te creo. – susurró mientras me miraba a los ojos.
Ali
todavía llevaba el vestido que le había regalado y estaba calado.
-Deberías
quitarte el vestido o acabarás resfriada.
Fui a
la habitación y cogí una de mis sudaderas. Se la dí a Ali y se fue al baño a
cambiarse. Mientras se cambiaba aproveché y recogí un poco el apartamento, era
muy desordenado pero no quería que lo viera Ali aunque a lo mejor ya era
demasiado tarde.
Cuando
salió del baño se había recogido el pelo en un moño y salió sonriendo. Yo
estaba sentado en una silla y cuando salió me levanté y me acerqué a ella. La
cogí de la mano y la llevé hasta el sofá, los dos nos sentamos, ella estaba
apoyada en mi pecho y yo tenía la mano sobre su hombro. Así estuvimos mucho tiempo,
hasta que me di cuenta de que Ali tenía algo en la nuca. ¿Era un tatuaje?
-Ali,
eso que tienes en la nuca ¿Es un tatuaje? – le dije mientras miraba mejor.
-Sí,
lo es.
-Bueno,
bueno. Pero si la niña buena tiene un tatuaje. ¿Me dejas verlo?
-Por
supuesto.
El
tatuaje era una clave de sol y bajaba un poco por la espalda con notas. No lo
podía ver entero y no le iba a pedir que se quitara la sudadera que se acababa
de poner. Nunca me habría imaginado que una chica como Ali tuviera un tatuaje y
estaba seguro de que ese tatuaje tenía mucho significado para ella, además de
eso era precioso.
Le
besé el tatuaje y se estremeció. Seguí besándole en cuello y ella se dio la
vuelta. Nuestros labios se juntaron otra vez. Esta vez no había nada que
hiciera que nos separáramos antes de tiempo. Esta vez ese beso era lo único que
importaba. Nuestras respiraciones se acompasaron y Ali había anudado sus dedos
en mi nuca una vez más, cada vez que nos habíamos besado había hecho eso y me
gustaba que lo hiciera. Apreté a Ali contra mi pecho y nos separamos un poco.
Apoyamos nuestras frentes y Ali se acurrucó en mi pecho. Nos quedamos durmiendo
así, ella acurrucada en mi pecho y yo con una mano en su hombro. Deseaba que
nada de eso terminara, Ali era una chica muy especial y estaba ahí conmigo.
Sabía que era una chica especial desde el momento en el que la vi en el
aeropuerto. Ahora todo eso parecía muy lejano, todo parecía muy lejano y hacía
menos de un mes que Ali se había chocado conmigo en el aeropuerto con su jersey
azul. Hacía menos de un mes que los dos habíamos empezado a trabajar en el
mismo sitio. Hacía menos de un mes que había conocido a la chica que me había
enseñado que hay que luchar y me ha hecho cambiar.
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