domingo, 10 de febrero de 2013

LAST FIRST KISS - CAPÍTULO 15.


-Narra James-

Ali se lo había pasado bien en el concierto y la verdad es que yo también. Los dos habíamos pasado un buen día y Ali estaba muy contenta. No había parado de sonreír en todo el día. Me había controlado para no besarla en el concierto, pero ahora bajo la lluvia no podía contenerme más. La cogí por la cintura y la besé. Enlazó sus dedos en mi nuca y yo la apreté más contra mí, podía notar el latido de su corazón y estaba bastante acelerado. De repente se separó de mí, se dio la vuelta y empezó a correr. Sin pensarlo dos veces salí corriendo detrás de ella y la alcancé enseguida. ¿Había sido algo que había hecho? Estaba llorando y no sabía porque. La cogí de la mano y la conduje hasta mi apartamento, no se resistió mucho.
-¿Me vas a explicar que ha pasado, Ali? – pregunté mientras le daba una toalla y me cambiaba la camiseta.
-Nada, solo es que… Es que una vez tuve un novio y no acabó nada bien. Me puso los cuernos y me hizo mucho daño. No quiero que me pase lo mismo.
-¿Y por eso tienes que irte corriendo después de besarme? Ali, no me vas a creer, pero yo no soy de esos tíos no soy de los tíos que van haciendo daño. – dije mientras me acercaba un poco más a ella.
-Él también me dijo lo mismo, ¿Sabes?
-Pero yo no soy como él.
-Eso no lo sabes.
-Por favor, hazme caso cuando digo que no soy como él. Hazme caso cuando digo que yo no voy a hacer daño a una chica como tú. No te voy a dejar escapar y no te voy a hacer daño. Mira Ali, sé que lo has pasado mal y no voy a hacer que lo pases peor por mi culpa, ya has pasado por demasiado.
Se acercó a mí y me besó. Eso solo podía significar que me había creído y había dicho la verdad. Ali era una chica muy especial y que lo había pasado mal, no quería que lo pasara peor por mi culpa, no me lo podría perdonar nunca.
Ali se separo de mí y apoyé su frente contra la mía.
-¿Me crees? – susurré.
-Sí, te creo. – susurró mientras me miraba a los ojos.
Ali todavía llevaba el vestido que le había regalado y estaba calado.
-Deberías quitarte el vestido o acabarás resfriada.
Fui a la habitación y cogí una de mis sudaderas. Se la dí a Ali y se fue al baño a cambiarse. Mientras se cambiaba aproveché y recogí un poco el apartamento, era muy desordenado pero no quería que lo viera Ali aunque a lo mejor ya era demasiado tarde.
Cuando salió del baño se había recogido el pelo en un moño y salió sonriendo. Yo estaba sentado en una silla y cuando salió me levanté y me acerqué a ella. La cogí de la mano y la llevé hasta el sofá, los dos nos sentamos, ella estaba apoyada en mi pecho y yo tenía la mano sobre su hombro. Así estuvimos mucho tiempo, hasta que me di cuenta de que Ali tenía algo en la nuca. ¿Era un tatuaje?
-Ali, eso que tienes en la nuca ¿Es un tatuaje? – le dije mientras miraba mejor.
-Sí, lo es.
-Bueno, bueno. Pero si la niña buena tiene un tatuaje. ¿Me dejas verlo?
-Por supuesto.
El tatuaje era una clave de sol y bajaba un poco por la espalda con notas. No lo podía ver entero y no le iba a pedir que se quitara la sudadera que se acababa de poner. Nunca me habría imaginado que una chica como Ali tuviera un tatuaje y estaba seguro de que ese tatuaje tenía mucho significado para ella, además de eso era precioso.
Le besé el tatuaje y se estremeció. Seguí besándole en cuello y ella se dio la vuelta. Nuestros labios se juntaron otra vez. Esta vez no había nada que hiciera que nos separáramos antes de tiempo. Esta vez ese beso era lo único que importaba. Nuestras respiraciones se acompasaron y Ali había anudado sus dedos en mi nuca una vez más, cada vez que nos habíamos besado había hecho eso y me gustaba que lo hiciera. Apreté a Ali contra mi pecho y nos separamos un poco. Apoyamos nuestras frentes y Ali se acurrucó en mi pecho. Nos quedamos durmiendo así, ella acurrucada en mi pecho y yo con una mano en su hombro. Deseaba que nada de eso terminara, Ali era una chica muy especial y estaba ahí conmigo. Sabía que era una chica especial desde el momento en el que la vi en el aeropuerto. Ahora todo eso parecía muy lejano, todo parecía muy lejano y hacía menos de un mes que Ali se había chocado conmigo en el aeropuerto con su jersey azul. Hacía menos de un mes que los dos habíamos empezado a trabajar en el mismo sitio. Hacía menos de un mes que había conocido a la chica que me había enseñado que hay que luchar y me ha hecho cambiar.

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