sábado, 9 de febrero de 2013

LAST FIRST KISS - CAPÍTULO 14.


-Narra Ali-

Un año más abría los ojos el día de mi cumpleaños. Se colaba luz por la ventana y ya no podía dormir más así que me limité a sentarme en la cama y ponerme a pensar. Cumplía 22 años y era la primera vez que pasaba mi cumpleaños lejos de mi familia, pero es significaba que al fin había hecho algo que vale la pena. Al fin había dado el paso y estaba viviendo en un país extranjero y estaba sola. Había aprendido a valérmelo por mi misma y no depender de nadie después de la muerte de mi padre y de mi hermano. Ahora es cuando me daba realmente cuenta de que estaba sola y que la vida era algo dura, solitaria y en la que nunca tienes que dejar de luchar. Luchar contra ti misma y todo lo que sientes. Había que aprender a ser fuerte para sobrevivir.
De repente Katy entró a mi habitación tirando confeti y cantando cumpleaños feliz. Llevaba una cupcake en la mano con una vela encima.
-Oh Katy muchas gracias, pero no hacía falta nada de esto. Es un día como cualquier otro.
-¡¿Cómo que es un día como cualquier otro?! Hoy es tu cumpleaños y cumples 22. Eso no pasa todos los días así que no, no es un día como cualquier otro.
-Vale, lo que tú digas. Tengo hambre ¿Qué tal si desayunamos?
Las dos salimos al salón y Katy ya había preparado el desayuno. Algo que había aprendido sobre ella en estas tres semanas que llevo viviendo aquí es que Katy sabe cocinar muy bien y lo que más le gusta cocinar son bizcochos y magdalenas. Ese día había hecho tortitas, bizcocho y cupcakes como la que llevaba una vela, todo tenía muy buena pinta.
-Bueno Ali, este es mi regalo de cumpleaños. – dijo señalando la mesa llena de comida.
Me senté y empecé a comer de todo lo que había, Katy me acompañaba. Las dos reíamos. Reía como no lo había hecho en mucho tiempo. Cuando estaba terminando de desayunar alguien llamó a la puerta, cuando fui a abrir la puerta no había nadie, solo había una caja. Entré y me metí dentro de mi habitación cerrando la puerta detrás de mí. Dentro de la caja había un vestido. Ese vestido era el que había visto la semana anterior en Hollister y tanto me gustaba. Solo me lo había probado porque James me lo había pedido. Dentro de la caja también había una carta: “Primera parte de la sorpresa. Espero que te siga gustando el vestido, póntelo y te espero abajo. James.”
Me arreglé poniéndome el vestido que me acababa de regalar James. Era de color rosa palo y llevaba pequeñas lentejuelas por todo el vestido y un poco de encaje en la parte de la cintura. Me puse una americana y me alisé un poco el pelo. Salí de la habitación y Katy estaba sentada en la mesa desmigando un trozo de bizcocho.
-Guau Ali. ¿A dónde vas tan guapa?
-No lo sé, James me ha dich…
-Vale, si ha sido James no hace falta que me digas más. Estás coladita por él y él lo está por ti y cuanto antes os deis cuenta mejor.
-No creo que le guste. James es demasiado bueno para mí. Los chicos como él no va con chicas como yo.
-Otra cosa que deberías saber es que eres preciosa y James está coladito por ti. Hazme caso, esas cosas son fáciles de saber y James te mira de esa forma.
-¿De que forma? – pregunté, me estaba empezando a poner roja.
-Te mira como si tú fueras lo único que ve. Te mira de forma especial.
-Bueno pues si tan especial parece que sea mejor será no hacerle esperar.
-Diviértete y no llegues temprano.
-Lo haré.
Bajé las escaleras y cuando llegué a la puerta del edificio vi a James, llevaba una americana negra y una camisa blanca. No llevaba su gorra de siempre y ahora se le podía ver el pelo y los ojos perfectamente. Cuando me vio, sonrió.
-Creía que nunca ibas a bajar. Vas preciosa.
-Gracias. ¿A dónde vamos?
-Eeeh, tranquilla. Que aquí lo primero es felicitarte así que ¡Felicidades!
Solté una carcajada y James me cogió la mano.
-No te sueltes de mi mano y yo te llevaré.
Paseamos por Londres los dos de la mano. Parecía que no me llevaba a ningún sitio y que solo quería pasear conmigo. Tampoco me importaba mucho. Paramos en un pequeño restaurante y allí comimos. Nos reímos mucho y los dos acabamos con la cara llena de tarta.
Cuando salimos del restaurante ya eran las cinco. ¿Por qué pasaba el tiempo tan rápido? Ese día estaba siendo demasiado bueno, me parecía un sueño. Nunca había tenido algo así en mi vida. Nunca había tenido a alguien como James a mi lado.
-Ahora necesito que te pongas esto en los ojos. – dijo mientras me daba un pañuelo. – Deja que te lo ponga.
Me dí la vuelta y James me puso el pañuelo para que no viera nada, me cogí a su mano y me condujo por las calles de Londres. Nos paramos y me quitó la venda. Delante de mí tenía un teatro y en el cartel del teatro de podía leer “ED SHEERAN.” James tenía dos entradas en la mano.
-¿En serio vamos a entrar al concierto?
-Por supuesto que sí, ¿Por qué te habría traído aquí si no?
James me había comprado una entrada para un concierto de mi ídolo. Ahora si me gustaban las sorpresas. El concierto era a las ocho y todavía faltaban dos horas y media. Durante ese tiempo nos dedicamos a dar vueltas por la ciudad y yo no podía parar de sonreír. Dentro de dos horas y media iba a estar en el concierto de Ed Sheeran con James. Iba a estar en un concierto de una de las personas que más me había ayudado y me había enseñado a seguir adelante, le debía mucho.
Dos horas y media después ahí estábamos, en el concierto de Ed. Disfrutamos mucho del concierto y de su voz. Hubo momentos rápidos y otros en los que no sé como me había controlado para no besar a James. Cuando salimos estaba lloviendo y habíamos venido andando por lo que teníamos que volver andando.
-Esto no lo había planeado. – dijo James mientras se tocaba el pelo.
-No pasa nada, a mí no me importa correr bajo la lluvia.
Antes de que me diera cuenta estábamos corriendo debajo de lluvia, estaba cogida de ka mano de James como lo había estado todo el día. Me llevó a su apartamento y un poco antes de llegar paramos de correr. Iba calada hasta los huesos y hacía mucho frío. James me cogió de la cintura y me besó. El beso me calentó la sangre y ya no sentía frío. Enlacé mis dedos en la nuca de James y el me apretó más contra su cuerpo. Todo era perfecto hasta que un pensamiento se coló dentro de mi cabeza. Las primeras veces siempre son bajo la lluvia.
(Flashback)
Se separó de mí lentamente y apoyó su frente en la mía. Ambos estábamos calados hasta los huesos y se podía oír como el agua goteaba en el suelo de mármol.
-¿Me prometes que este va a ser tu último primer beso, Ali?
-Sí.
(Fin del flashback)
Me separé de James, me di la vuelta y empecé a correr. No podía dejar que eso sucediera otra vez, otra vez no.

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