-Narra
Ali-
Un
año más abría los ojos el día de mi cumpleaños. Se colaba luz por la ventana y
ya no podía dormir más así que me limité a sentarme en la cama y ponerme a
pensar. Cumplía 22 años y era la primera vez que pasaba mi cumpleaños lejos de
mi familia, pero es significaba que al fin había hecho algo que vale la pena.
Al fin había dado el paso y estaba viviendo en un país extranjero y estaba
sola. Había aprendido a valérmelo por mi misma y no depender de nadie después
de la muerte de mi padre y de mi hermano. Ahora es cuando me daba realmente
cuenta de que estaba sola y que la vida era algo dura, solitaria y en la que
nunca tienes que dejar de luchar. Luchar contra ti misma y todo lo que sientes.
Había que aprender a ser fuerte para sobrevivir.
De
repente Katy entró a mi habitación tirando confeti y cantando cumpleaños feliz.
Llevaba una cupcake en la mano con una vela encima.
-Oh
Katy muchas gracias, pero no hacía falta nada de esto. Es un día como cualquier
otro.
-¡¿Cómo
que es un día como cualquier otro?! Hoy es tu cumpleaños y cumples 22. Eso no
pasa todos los días así que no, no es un día como cualquier otro.
-Vale,
lo que tú digas. Tengo hambre ¿Qué tal si desayunamos?
Las
dos salimos al salón y Katy ya había preparado el desayuno. Algo que había
aprendido sobre ella en estas tres semanas que llevo viviendo aquí es que Katy sabe
cocinar muy bien y lo que más le gusta cocinar son bizcochos y magdalenas. Ese
día había hecho tortitas, bizcocho y cupcakes como la que llevaba una vela,
todo tenía muy buena pinta.
-Bueno
Ali, este es mi regalo de cumpleaños. – dijo señalando la mesa llena de comida.
Me
senté y empecé a comer de todo lo que había, Katy me acompañaba. Las dos
reíamos. Reía como no lo había hecho en mucho tiempo. Cuando estaba terminando
de desayunar alguien llamó a la puerta, cuando fui a abrir la puerta no había
nadie, solo había una caja. Entré y me metí dentro de mi habitación cerrando la
puerta detrás de mí. Dentro de la caja había un vestido. Ese vestido era el que
había visto la semana anterior en Hollister y tanto me gustaba. Solo me lo
había probado porque James me lo había pedido. Dentro de la caja también había
una carta: “Primera parte de la sorpresa. Espero que te siga gustando el
vestido, póntelo y te espero abajo. James.”
Me
arreglé poniéndome el vestido que me acababa de regalar James. Era de color
rosa palo y llevaba pequeñas lentejuelas por todo el vestido y un poco de
encaje en la parte de la cintura. Me puse una americana y me alisé un poco el
pelo. Salí de la habitación y Katy estaba sentada en la mesa desmigando un
trozo de bizcocho.
-Guau
Ali. ¿A dónde vas tan guapa?
-No
lo sé, James me ha dich…
-Vale,
si ha sido James no hace falta que me digas más. Estás coladita por él y él lo
está por ti y cuanto antes os deis cuenta mejor.
-No
creo que le guste. James es demasiado bueno para mí. Los chicos como él no va
con chicas como yo.
-Otra
cosa que deberías saber es que eres preciosa y James está coladito por ti.
Hazme caso, esas cosas son fáciles de saber y James te mira de esa forma.
-¿De
que forma? – pregunté, me estaba empezando a poner roja.
-Te
mira como si tú fueras lo único que ve. Te mira de forma especial.
-Bueno
pues si tan especial parece que sea mejor será no hacerle esperar.
-Diviértete
y no llegues temprano.
-Lo
haré.
Bajé
las escaleras y cuando llegué a la puerta del edificio vi a James, llevaba una
americana negra y una camisa blanca. No llevaba su gorra de siempre y ahora se
le podía ver el pelo y los ojos perfectamente. Cuando me vio, sonrió.
-Creía
que nunca ibas a bajar. Vas preciosa.
-Gracias.
¿A dónde vamos?
-Eeeh,
tranquilla. Que aquí lo primero es felicitarte así que ¡Felicidades!
Solté
una carcajada y James me cogió la mano.
-No
te sueltes de mi mano y yo te llevaré.
Paseamos
por Londres los dos de la mano. Parecía que no me llevaba a ningún sitio y que
solo quería pasear conmigo. Tampoco me importaba mucho. Paramos en un pequeño
restaurante y allí comimos. Nos reímos mucho y los dos acabamos con la cara
llena de tarta.
Cuando
salimos del restaurante ya eran las cinco. ¿Por qué pasaba el tiempo tan
rápido? Ese día estaba siendo demasiado bueno, me parecía un sueño. Nunca había
tenido algo así en mi vida. Nunca había tenido a alguien como James a mi lado.
-Ahora
necesito que te pongas esto en los ojos. – dijo mientras me daba un pañuelo. –
Deja que te lo ponga.
Me dí
la vuelta y James me puso el pañuelo para que no viera nada, me cogí a su mano
y me condujo por las calles de Londres. Nos paramos y me quitó la venda.
Delante de mí tenía un teatro y en el cartel del teatro de podía leer “ED
SHEERAN.” James tenía dos entradas en la mano.
-¿En
serio vamos a entrar al concierto?
-Por
supuesto que sí, ¿Por qué te habría traído aquí si no?
James
me había comprado una entrada para un concierto de mi ídolo. Ahora si me
gustaban las sorpresas. El concierto era a las ocho y todavía faltaban dos
horas y media. Durante ese tiempo nos dedicamos a dar vueltas por la ciudad y
yo no podía parar de sonreír. Dentro de dos horas y media iba a estar en el
concierto de Ed Sheeran con James. Iba a estar en un concierto de una de las
personas que más me había ayudado y me había enseñado a seguir adelante, le
debía mucho.
Dos
horas y media después ahí estábamos, en el concierto de Ed. Disfrutamos mucho
del concierto y de su voz. Hubo momentos rápidos y otros en los que no sé como
me había controlado para no besar a James. Cuando salimos estaba lloviendo y
habíamos venido andando por lo que teníamos que volver andando.
-Esto
no lo había planeado. – dijo James mientras se tocaba el pelo.
-No
pasa nada, a mí no me importa correr bajo la lluvia.
Antes
de que me diera cuenta estábamos corriendo debajo de lluvia, estaba cogida de
ka mano de James como lo había estado todo el día. Me llevó a su apartamento y
un poco antes de llegar paramos de correr. Iba calada hasta los huesos y hacía
mucho frío. James me cogió de la cintura y me besó. El beso me calentó la
sangre y ya no sentía frío. Enlacé mis dedos en la nuca de James y el me apretó
más contra su cuerpo. Todo era perfecto hasta que un pensamiento se coló dentro
de mi cabeza. Las primeras veces siempre son bajo la lluvia.
(Flashback)
Se
separó de mí lentamente y apoyó su frente en la mía. Ambos estábamos calados
hasta los huesos y se podía oír como el agua goteaba en el suelo de mármol.
-¿Me
prometes que este va a ser tu último primer beso, Ali?
-Sí.
(Fin
del flashback)
Me
separé de James, me di la vuelta y empecé a correr. No podía dejar que eso
sucediera otra vez, otra vez no.
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