-Narra
James-
-Guau,
ahora es cuando vosotros me explicáis lo que acaba de pasar aquí. – dijo Katy
con los ojos muy abiertos.
Ali
me cogió de la mano y yo le apreté un poco como dando mi aprobación.
-Pues…
Eso de que anoche no pasó nada no es del todo verdad. Me quedé a dormir a casa
de James y nos besamos. Se puede decir que estamos algo así como saliendo. –
dijo, don poder evitar al decir la última palabra.
-Me
alegro mucho por vosotros. Hacéis una buena pareja. Bueno, ¿Os vais a quedar a
comer?
-Pues
la verdad es que no teníamos nada pensado, nos podríamos quedar aquí. – contesté.
Katy
se levantó del sofá y se fue a su habitación a vestirse y Ali y yo nos quedamos
en el salón, sentados en un sofá. Ella estaba apoyada en mi pecho y los dos estábamos
tapados una manta, aunque en aquel apartamento había calefacción seguía
haciendo frío. Algunos rayos de sol se colaban por la ventana, el día se estaba
aclarando poco a poco.
-Así
que algo así como saliendo, ¿No? – le dije a Ali mientras la miraba a los ojos.
-Algo
así… - respondió mientras se acercaba a mí para besarme.
-Oh,
miraos. Estáis para una foto. Pero ahora tortolitos es hora de ir a la cocina a
ayudar a hacer la comida. – dijo Katy que ya había terminado de vestirse.
Ali y
yo nos levantamos de aquel viejo sofá y fuimos a la cocina a ayudar a Katy. La
verdad es que ni era muy bueno cocinando, mi dieta se basaba en el menú del
restaurante que estaba debajo de mi casa, pero a Katy parecía que si le gustaba
cocinar y que además se le daba bien. Pelé unas cuantas patatas y me senté en
una silla en la cocina, no valía para mucho más.
Cuando
la comida estuvo hecha, los tres nos sentamos en la mesa y empezamos a comer.
No sé como Katy podía hacer que cocinar resultara tan sencillo y supiera hacer
cosas tan ricas. Tenía que aprender a cocinar. Cuando terminamos de comer me
ofrecí a quitar la mesa, ya que no había ayudado mucho en la cocina.
-Por
favor, James, cuídala. – dijo una voz detrás de mí, era Katy.
-Descuida,
lo haré.
-No,
necesito que me lo prometas. Lo ha pasado muy mal en poco tiempo y se merece
ser feliz de una maldita vez. Como le hagas daño te lo haré yo a ti, ten eso en
cuenta.
-Tranquila
Katy, no voy a hacer daño a Ali. Se merece ser feliz y espero que conmigo pueda
serlo.
-Se
te ve enamorado. Hmmm, me fío de ti.
Dicho
esto Katy se dio media vuelta y se fue de la cocina.
Había
dicho toda la verdad, sabía que Ali lo había pasado mal y no iba a dejar que le
pasara nada malo y menos aún le iba a hacer daño.
Salí
de la cocina y me encontré a Ali sonriendo y hablando con Katy. ¿Cuánto tiempo
hacía que no se reía de esa manera?
Me uní
a la conversación y por la tarde me llevé a Ali de paseo por Londres, nunca había
visto una ciudad nevada y ver por primera vez Londres era algo que no se repetía.
Estuvimos toda la tarde paseando cogidos de la mano por el centro de Londres,
incluso nos sentamos en una cafetería a tomar algo y a descongelarnos un poco.
-¿Qué
tal la tarde Ali? – pregunté mientras cogía mi taza de café.
-Muy bien.
Todo esto me parece que no sea real. Tú, yo, Londres nevada. Nunca creí que pudiera
volver a reír como he reído hoy.
Mientras
estaba dando el primer sorbo a mi café, me llegó un mensaje al móvil. Dejé la taza
y lo leí. “James, estoy en Londres. Necesito hablar contigo. Llámame y quedamos”
No, ahora
no. Ahora no podía venir. Ahora que estaba bien con Ali no podía venir. No podía
permitirlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario