viernes, 11 de enero de 2013

LAST FIRST KISS - CAPÍTULO 5.

-NARRA ALI-

Había sido una noche horrible, me había metido en el baño a llorar y había estado allí horas y horas, aunque Katy me llamaba al otro lado de la puerta hacía como si no la oyera, estaba sentada en el suelo con la barbilla apoyada en las rodillas y notando como las lágrimas caían por mi cara. Al principio me las secaba con pañuelos, pero después paré de hacerlo porque no servia de nada. Cuando salí del baño el sol ya estaba saliendo y encontré a Katy, con un pijama de felpa rosa, durmiendo al lado de la puerta del baño. Parecía pequeña, indefensa allí dormida. Me daba pena despertarla, pero no iba a ser bueno para su cuello que se quedará allí toda la noche así que la desperté lo más suave que pude. 
-Mmm... ¿Que pasa?- pregunto Katy con voz de estar todavía durmiendo. 
-Nada, Katy, sigue durmiendo.- susurré. 
La llevé a su habitación y la acosté en su cama, miré el reloj y eran las cinco de la mañana. Me acosté en mi cama intentando dormir, pero no sirvió de nada. Me puse a pensar y sin saber como me quedé dormida, solo me di cuenta cuando mi ruidoso despertador empezó a sonar. La última vez que había mirado el reloj eran las seis de la mañana, solo había dormido una hora escasa. Estaba demasiado cansada. Pensé en quedarme en la cama todo el día, pero entonces Katy entró a mi habitación. 
-Buenos días Ali - dijo con muy buen humor- ¿Como estás querida? 
-Estoy mucho mejor que anoche, gracias. Pero tengo bastante hambre, ¿Nos vamos a desayunar? 
-¡Por supuesto! - gritó. 
Salió de la habitación dando un portazo y yo me puse a arreglarme. Cogí una camiseta negra, unos vaqueros claros y mis Converse negras. Me peiné rápido y me puse un poco de maquillaje, aunque no sirvió de mucho. 
Cuando salí de la habitación Katy también se había arreglado y se estaba poniendo unos mocasines negros. Cuando me vio se giró y me dirigió una sonrisa. Salimos de la casa sobre las siete y media de la mañana. La temperatura era muy baja y cuando hablaba salía bao. 
Katy y yo desayunamos en una pequeña cafetería cerca de nuestro apartamento, me despedí de ella y me fui a coger el metro para llegar a la hora a mi trabajo. Cuando entré a la estación de metro me puse mi música en el iPod. Subí al metro y cuando llevaba unos diez minutos dentro se me calló el iPod al suelo y los cascos de desconectaron, justo cuando estaba sonando una de mis canciones favoritas en ese momento The A Team de Ed Sheeran. En realidad, la música que tenía se podía resumir en Ed Sheeran. Él y sus canciones me habían ayudado mucho.
Llegué al trabajo y la tienda estaba cerrada. De repente oí como alguien gritaba mi nombre y antes de que me diera cuenta allí estaba James, delante de mí con su gorra lila. 
-¡Hola! ¿Que haces tu por aquí? - preguntó mientras se colocaba bien la gorra. 
-Pues la verdad es que trabajo aquí, empiezo hoy. ¿Y que hace un chico como tú a estas horas aquí? 
-¿Un chico como yo? Yo también empiezo hoy a trabajar, seremos compañeros de trabajo como puedo ver. - rió James.
-Sí, eso parece. – sonreí.
Los dos nos quedamos allí, esperando delante de la tienda a que llegara alguien. La conversación no era muy fluida y los silencios eran muy incómodos. Media hora después llegó una chica rubia. Parecía que había estado corriendo y tenía la respiración acelerada. 

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