domingo, 13 de enero de 2013

LAST FIRST KISS - CAPÍTULO 6.


-NARRA JAMES- 

Ali y yo estábamos delante de la tienda, intentando que la conversación fluyera un poco, pero no lo conseguíamos. A la media hora de estar allí con Ali, apareció una chica rubia, no muy alta y con la piel muy blanca, como la nieve. Aquella chica llevaba mucha prisa, como si llegara tarde a algún sitio. Se paró delante de la tienda, sacó un montón de llaves y se puso a buscar la llave que abriera el candado de la tienda.
-¿Crees que nos deberíamos acercar?- preguntó Ali que seguía a mi lado.
-Sí, yo creo que deberíamos acercarnos.
Nos acercamos a aquella mujer y pude oír como maldecía algo por lo bajo.
-Maldita sea, donde estarán las llaves…- dijo aquella mujer rubia.
-Ho, hola ¿Trabajas aquí? – conseguí decir.
-Por supuesto que trabajo aquí, ¿Y vosotros sois...? – preguntó mientras seguía buscando la llave del candando.
-Yo empiezo hoy a trabajar, me llamo James y esta es Ali.
-Ah, con que sois los nuevos, ¿No? Yo soy Jen y soy vuestra jefa a partir de ahora. – nos hablaba sin mirarnos y tardé un poco en entender lo que nos decía. - ¡Al fin he encontrado la llave!
Ali y yo esperamos a que abriera la puerta para poder pasar a la tienda. Por dentro estaba todo oscuro, pero en cuanto Jen encendió las luces pude ver que todos los mostradores estaban llenos de ropa, de todos los colores y tejidos posibles. La tienda estaba distribuida en dos partes, una de hombres y otra de mujeres y en medio de las dos zonas estaba el gran mostrador donde se encontraban las cajas registradoras. Ali se quedo bastante boquiabierta, creo que todavía no se creía que iba a trabajar ahí, supongo que para las chicas sería como un paraíso.
-A partir de hoy vais a trabajar aquí, – dijo Jen señalando a toda la tienda – vuestro trabajo será básicamente doblar camisetas y ayudar a los clientes a encontrar lo que buscan. Ah, y una cosa más la tienda abre a las diez de la mañana por lo que no hace falta que vengáis aquí tan temprano.
Ali y yo nos quedamos allí de pie, esperando a llegara alguien más.
-¿Qué te parece trabajar aquí? – preguntó Ali.
-Bueno, no está mal. ¿A ti que te parece?
-Todo parece como si no fuera real, como si todo esto fuera otro sueño más en los que estoy en Londres, no me creo que ahora esta sea mi vida. Necesito que me pellizquen para saber si esto es real y no es un sueño más.
Le cogí la mano a Ali, estaba fría y parecía muy frágil, como si se fuera a romper en cualquier momento. Le pellizqué en la palma de la mano.
-¿Te parece que esto no es real?
-No, me parece muy real. – sonrió Ali mientra me miraba a los ojos.
Nos quedamos así unos minutos, yo cogiéndole la mano y ella mirándome a los ojos. De repente toda la tienda se llenó de gente. Ya eran las diez. Le solté la mano a Ali y los dos nos dimos la espalda y nos pusimos a trabajar.
Solo paré de doblar camisetas para comer y después seguí, hasta las nueve y media que terminaba mi turno. Salí a la calle y hacía mucho frío, me abroché la chaqueta hasta arriba y me fui directo al metro. Llegué a mi apartamento sobre las diez de la noche y me tiré en el sillón. Antes de que me diera cuenta estaba durmiendo y soñando con Ali.

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