-Narra
James-
Dejé
a Ali en su apartamento y cuando giré la esquina me paré en seco. No podía
dejarla allí así, a lo mejor ella seguía allí. Me giré y deshice el camino que
ya había hecho. Ali ya no estaba allí, ¿Por qué pensaba que ella todavía iba a
estar allí?
Tardé
casi una hora en llegar a mi apartamento, no tenía prisa y me iba fijando en
todo lo que tenía a mí alrededor. Hacía mucho frío y la temperatura era bajo
cero casi seguro, me preguntaba si ese invierno nevaría. Eso me recordaba a
cuando era pequeño y todavía vivía aquí, mis padres y yo siempre veníamos a
Londres en Navidad y la mayoría de las veces estaba nevado.
Me
miré la mano y se me había olvidado por completo lo que me había despertado esa
mañana. La llamada de mi madre. Se me había olvidado por completo que mi abuelo
había fallecido y que ya era demasiado tarde para pasar más tiempo con él y
nunca podré volver a escuchar su voz.
Antes
de que me diera cuenta estaba en mi apartamento con el pijama puesto y viendo
la televisión. Solo tenía una cosa que me daba vueltas en la cabeza, Ali había
conseguido que me olvidara de todo ese día. Había hecho que me olvidara del dolor
y de cierto modo había hecho que ese día fuera un poco más feliz, ¿Cómo una
chica tan pequeña puede hacer cosas tan grandes?
Me
quedé durmiendo en el sofá y me desperté con dolor de cuello. Cuando estaba a
punto de salir empezó a sonar mi móvil. Era Ali.
-¿Hola?
¿James? – parecía muy alterada.
-Sí,
soy yo, ¿Qué pasa?
-Verás,
ahora mismo estoy de camino al hospital. Necesito que le digas a Jen que hoy no
voy a poder ir al trabajo.
-Pero
¿Estás bien? – pregunté alterado.
-Estoy
bien, no te preocupes por mí, es mi compañera de piso. Esta mañana antes de
salir de camino al trabajo ha llegado con un ojo morado y ha perdido el
conocimiento. Estoy con ella de camino al hospital. Por favor, dile eso a Jen y
ya se lo explicaré mejor mañana.
Colgó
el teléfono.
Ali
estaba muy alterada y yo ahora estaba preocupada por ella. Pero tenía que hacer
la única cosa que me había pedido.
Llegué
al trabajo y busqué a Jen. Estaba en la caja principal con un café en la mano.
-Jen,
¿Puedo hablar contigo un momento?
-Por
supuesto, ¿Qué pasa? Pareces preocupado.
-Verás…
Es que… Ali está en el hospital y no va a poder venir a traba…
-¿Qué
Ali está en el hospital? ¿Qué le ha pasado? – me interrumpió.
-Ella
está bien, pero a su compañera de piso le ha pasado algo. Tampoco se mucho más,
me llamó esta mañana y no sé que ha pasado.
-Si
quieres puedes ir por ella, pareces muy preocupado. Vete y ya mañana venís los
dos a trabajar. Esperemos que no sea nada.
Llamé
a Ali y me dijo el hospital en el que estaba. Había una parada de metro muy
cerca y cogí el metro. Llegué al hospital y ella estaba en la puerta. Me
acerqué a ella, había estado llorando se le notaba en la cara. Llevaba el pelo
suelto y el aire se lo movía.
La
abracé.
No sé
porque pero tenía que hacer que sintiera que estaba allí con ella y que estaría
siempre que pudiera. Muchas veces un abrazo es mejor que cien palabras.
-¿Qué
tal estás? – le susurré al oído.
-Ahora
ya estoy bien.
La
estuve abrazando un buen rato hasta que no sé como nos separamos y entramos al
hospital y Ali se acercó a un médico. Estuvo hablando con él un buen rato y
después vino conmigo otra vez.
-Katy
ya está estable. Dice que podemos entrar a verla cuando queramos.
-A mí
no me conoce, no debería entrar. Entra tú, yo te espero en la puerta.
-No
te conoce, pero seguro que se alegra de verte. Venga entra conmigo.
Entramos
los dos en una habitación de hospital algo pequeña y con una de las dos camas
vacías en la otra había una chica rubia y pequeña que perfectamente podría
hacerse pasar por la hermana pequeña de Ali. Nos acercamos a la cama y yo me
quede a un lado.
-Katy,
el médico me has dicho que ya estás estable, ¿Cómo te encuentras?
Ali
no obtenía respuesta.
-Bueno…
Este es James. – dijo Ali mientras me señalaba.
Katy
levantó la vista y la dirigió hacía mí. Tenía unos ojos bonitos, pero en uno de
ellos tenía un morado.
-Hola.
– saludé mientras me acercaba un poco más a la cama.
-Eres
más guapo de lo que Ali me dijo.
Esa
chica me caía bien y solo me había dicho nueve palabras.
Katy
nos contó quien le había hecho eso. Fue su exnovio, esta mañana estaba
esperándola en la puerta del apartamento y le había pegado. Tenía muchas ganas
de pegarle un puñetazo a ese tío.
La
semana siguiente pasó rápida y yo ya había comprado la sorpresa para el
cumpleaños de Ali. Una noche quedamos en un bar con Katy, Ali, Kevin, Jen, Luce
y Dave. Kevin, Luce y Dave eran compañeros de trabajo de Katy y parecían
simpáticos.
La noche iba bien hasta que un chico empezó a mirar a Katy y ella se estaba poniendo muy tensa.
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