domingo, 3 de febrero de 2013

LAST FIRST KISS - CAPÍTULO 13.


-Narra Ali-

Ya había pasado una semana desde que Katy estuvo ingresada en el hospital. También hacía una semana desde que James me abrazó, había sido solo un abrazo y le estaba dando demasiada importancia. Solo había sido un abrazo. Esa semana había sido diferente, Katy me había presentado a varios amigos de su trabajo y ahora estábamos James, Jen, Luce, Dave, Kevin, ella y yo en un pub. La noche iba sobre ruedas, nos estábamos divirtiendo mucho y Katy parecía cómoda. Toda esa semana había estado algo ausente y echaba de menos que sonriera.
Entró un chico en un bar, pelo negro, ojos verdes y tenía frialdad en la mirada. Katy se puso muy tensa y ese chico la estaba mirando.
Ese chico tenía que ser el que le había hecho el morado en el ojo. El chico que le había pegado hace una semana. El chico se acercó a nuestra mesa y se puso detrás de Katy poniéndole una mano en un hombro y apretándole.
-Hola Katy, creía que estarías en casa, encerrada y no te atreverías a salir. Siempre has sido una cobarde. – dijo mientras a Katy se le llenaban los ojos de lágrimas.
-Por favor, vete Dan. No te he hecho nada. Vete por favor.
-¿Y quien ha dicho que te vaya a hacer caso? Cobarde.
De repente James se levantó de su silla y cogió a Dan del cuello de la camisa.
-Si te ha pedido que te vayas, te vas. – dijo con rabia.
-¿Pero que tenemos aquí? Parece que la cobarde se ha echado amigos. Seguro que son igual de cobardes que tú.
-Tú y yo. Fuera, ya. – chilló James mientras arrastraba a Dan fuera del bar.
Estaba asustada, nunca había visto así a James. Katy se puso a llorar. Kevin, Dave y yo salimos para intentar calmar a James y a Dan y Luce y Jen se quedaron intentando calmar a Katy.
Cuando salimos vimos como Dan le daba un puñetazo a James en la barbilla y lo desestabilizaba un poco. Le sangraba un poco la nariz.
-Lo que yo decía, eres un cobarde. – dijo Dan mientras lanzaba un puñetazo detrás de otro.
James esquivaba la mayoría de los puñetazos, pero algunos le daban en la cara. Cuando pensé que la pelea iba a terminar, James le dio a Dan en la boca y calló al suelo, donde empezó a pegarle patadas, en la cabeza, en estómago y las piernas. No podía soportarlo. Me acerqué a James y le obligué a para.
-James, ya ha sido suficiente. – dije mientras le tiraba del brazo para que se separara de Dan.
-No, no ha sido suficiente. Él si que es un cobarde, no lo ves ahí, tirado en el suelo. Si fuera valiente no le hubiera pegado a su novia y menos tampoco habría venido a buscarla. – estaba muy alterado y tenía que tranquilizarlo.
Lo llevé por detrás del bar donde había un parque pequeño y nos sentamos en un banco.
-¿Estás ya más relajado? – pregunté mientras me acercaba un poco más a él. Tenía la barbilla hinchada y le sangraba la ceja y el labio.
-Sí, lo siento, no se que me ha pasado. Ese tío se merecía que le dieran una buena paliza, la próxima vez no se comportará así con Katy o ninguna otra chica.
-Tienes que curarte la ceja y el labio, estamos cerca de mi casa, ¿Vienes?
Le acababa de invitar a mi casa y no creo que quisiera venir. Los dos estábamos bien como amigos y yo lo acababa de estropear.
-Claro, venga vamos. – dijo James mientras me miraba. Aunque estábamos bajo la luz de una farola, se le veían perfectamente los ojos, ahora estaban más azules que nunca y me estaban mirando.
Íbamos andando muy cerca por un paseo en el que había unas cuantas farolas. Cada poco tiempo nos mirábamos y nos sonreíamos. Llegamos a mi apartamento media hora después, en la calle hacía mucho frío y cuando llegamos al apartamento hice chocolate para los dos.
-¿No crees que debería curarme esto antes de beber cualquier cosa? – dijo James señalándose el labio.
-¡Es verdad! Lo siento, se me había olvidado.
Era verdad, se me había olvidado porque habíamos ido a mi apartamento, estaba demasiado nerviosa.
Le cogí del brazo y lo llevé al baño. Primero le curé la herida de la ceja, era un corte poco profundo y ya casi no sangraba. Le puse una gasa y después fui a la cocina y cogí una bolsa de guisantes congelados.
-Toma, esto es para la barbilla. Está bastante hinchada.
Le dí la bolsa de guisantes y mientras se la ponía en la barbilla, le curé la herida del labio. Me acerqué un poco más a él, a lo mejor más de lo que debía. Los dos nos quedamos muy quietos y le quite las manos de los labios. Nos acercamos poco a poco y mi corazón cada vez iba más y más rápido. Iba a pasar, íbamos a besarnos. Cuando nuestros labios estaban a punto de tocarse, sonó el timbre.
Mierda, los timbres siempre son inoportunos.
Salí del baño y abrí la puerta, allí estaba Katy.
-¿Es que no tienes llaves? – pregunté.
-Sí, pero se me han olvidado.
-Hola. – sonó una voz detrás de mí, era James.
-Hola, esto… ¿Interrumpo algo?
-¡No! – gritamos James y yo a la vez.
En realidad si había interrumpido algo. Tal vez si no hubiera llamado al timbre James y yo nos habíamos besado.
-Yo ya me iba. – dijo James mientras se ponía detrás de mí.
Y así fue, James se fue y yo me quedé en mi cama, pensando en lo que había estado a punto de pasar, ¿Realmente quería que eso pasara?

No hay comentarios:

Publicar un comentario